Videojuegos que mejoran en su segunda vuelta
¡Arrr marineros! El otro día os comentaba que para mí es muy importante conseguir esa quinta dimensión de inmersión en el videojuego que surge de la armonía termonarrativa. O lo que es lo mismo -Dayo sólo hay uno y a mí me encontraron en la calle-: Que me gusta jugar a juegos de playas cristalinas, arena y mojitos en verano y de nieve, armaduras, capas gruesas y Skellige en invierno.
Del tema quedó claro que no a todos nos pasa lo mismo y que los que vivís cerca del ecuador lo tenéis jodido para lograr esta forma de inmersión que depende de que tu ciudad tenga más estaciones que verano, verano, verano y verano -o invierno x4, pero al parecer no nos lee nadie de Helsinky-. Junto a esto, Varna habló de Assassin's Creed IV: Black Flag, uno de los que menos molesto me resultó en su momento. Ni corto ni perezoso, fui a por una copia de segunda mano para mi Play 4...
...¡Y lo estoy flipando con un Assassin's Creed!
Sep, a mí también me ha dado cosita escribir este epígrafe, pero lo cierto es que la experiencia está resultando condenadamente grata tras haber pillado el juego por cuatro duros y haber pensado que, en realidad, lo único que me apetecía era echar un rato en la cubierta de mi Jackdaw cañoneando a esos perros británicos y dejando sin doblones y 'doblaos' a los sucios españoles.
Y es que a la hora de la verdad lo que me he encontrado ha sido un juego que no está ni la mitad de mal que lo recordaba, con un buen puñado de millas por explorar, aguas cristalinas, tiburones, barcos, piratas, perros británicos, sucios españoles, cuevas de contrabandistas, plantaciones, azúcar y, por supuesto, ron. Oh, también hay templarios y asesinos, pero afortunadamente eso es lo de menos. Aquí lo único que importa son las ganas de forrarse de Edward 'tío Gilito`Kenway.
¿Por qué ahora sí?
Llevo días pensándolo, no creáis, y he llegado a la conclusión de que el juego ha logrado atraparme esta vez por varios motivos. El primero y más importante es la ausencia total de hype y expectativas, aunque reconozco que cuando lo jugué la otra vez no es que lo tuviera por las nubes precisamente. La segunda es que, conociendo el juego, realmente me apetecía volver a jugar, lo que añadido a las mejoras gráficas de la última generación y la ausencia de algunos bugs -que no todos, que esto es Ubi y los fallos ya son marca de la casa- han hecho que me sorprenda gratamente con este segundo encuentro.
Por último, me he econtrado con Black Flag tras el pésimo encuentro que tuve con Assassin's Creed Rogue, y eso es un plus para las aventuras de Kenway, que tienen mucho más sentido a todos los niveles que las de ese tipo tontorrón de Shay Patrick Cormack.
Juegos que mejoran en su segunda vuelta
Es la tercera vez que me pasa esto con un videojuego, y me encanta que así sea. Me pasó en su momento con Two Worlds 2, me pasó con Sleeping Dogs, y ahora me vuelve a pasar con este Assassin's Creed IV: Black Flag. Es más, estoy convencido de que me pasará también con Saints Row IV cuando los tipos de Volition dejen de fliparse y vuelvan a bajarlo de precio.
Y es que, además de los motivos mencionados más arriba, hay juegos que no llegan a disrutarse a tope en su momento por culpa de cosas tan tontas como lanzamientos consecutivos de otros títulos que hacen que juegues a los primeros con prisas, motivos personales que te llevan a no estar al 100% con el argumento del juego o una situación laboral que te obliga a exprimirlo sin disfrutarlo del todo.
Así que, como consejo, aprovechad y pensad en esos títulos que no llegásteis a valorar lo suficiente y dadles una segunda oportunidad aprovechando los calores de verano. Puede que la experiencia os sorprenda y disfrutéis mucho más con esta segunda vuelta.
¡Nos leemos!
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