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Valiant Hearts. Viñetas francesas

Valorando un indie sin pensar que lo es
Por Adrián Suárez Mouriño

En el mundo de los videojuegos pasa lo mismo que los otros: algo se pone de moda, normalmente un género, y salen un montón de títulos iguales, o mejor dicho, muy parecidos entre sí. Si lo que está de moda son los shooters, pues venga un montón de juegos de disparos a las estanterías.

 

Lo malo de esto es que aburre al público, dejando de acercarse a ellos con ojo crítico y sin prejuicios y metiéndolos a todos en el mismo saco: no son ni buenos ni malos, tan solo son shooters. Lo peor es que eso hace que nos perdamos muchos juegos que sí son capaces de destacar entre tanta morralla.

 

Sin ir más lejos, yo habría pasado totalmente de largo Far Cry 3 por este motivo; pero por azares de la vida acabó en mis manos, lo jugué y lo disfruté una barbaridad, quitándome esa venda de los ojos de porque hay muchos shooters, y estoy harto de ellos, no se ver sus virtudes, o machaco demasiado sus defectos por mi hastío personal al género.

 

 

Ahora mismo, esto es aplicable a los títulos indie, o de apariencia indie, que recurren a estilismos a los que es muy fácil tildar de artísticos o de arte. Lo cierto es que le dan un empaque al juego que consigue que te entre por los ojos y que la primera impresión suela ser positiva, porque el videojuego tiene que ser un arte. Y como estos evocan esa definición, pues nos tienen que gustar. Esto desemboca en dos maneras de enfrentarse a ellos: amor absoluto y ciego o señalar sus defectos con el dedo y no ver sus virtudes, porque la cobertura artística impide apreciar el rico relleno.

 

El último videojuego en llegarnos de tal modo es Valiant Hearts y, tal como ha señalado Dayo, ha creado una pequeña división en la crítica. Por supuesto, muchos han levantado el pulgar sin dudar porque, eh, ¿guerra mundial, apelación a las glándulas lacrimales y empleo del UbiArt? Otros han agitado sus cabezas y le han hecho cruz y raya; claro: la narrativa de llorar en sus cinemáticas no se corresponde a la acción desenfada y de aventuras de su resolución jugable, a su vez, es corto, fácil y sus puzzles carecen de reto.

 

Pero estas dos maneras de mirar a Valiant Hearts son superficiales, unas que no son capaces de apreciar el empleo de la muestra de la mirada de sus protagonistas, con los ojos invisibles que los transforman en anónimos salvo en momentos concretos, al inteligente empleo del lenguaje silencioso y sugerente del cómic europeo, de cómo un hombre solo sufre al refugiarse en su dolor (cinemáticas) pero que se anima, se vuelve valiente, resolutivo y capaz cuando colabora con sus amigos, hasta el punto de que escapar de la guerra se vuelve posible (escenas jugables), tampoco que sea la primera aventura gráfica capaz de añadir elementos jugables ajenos a ella y logrando que funcionen, con un sigilo soberbio, una acción que le añade intensidad a la resolución de puzzles y una gran capacidad para contar lo que quiere mediante la fragmentación de la información.

 

Lo peor de Valiant Hearts es esperar de él lo que no le es propio, porque no es una aventura lacrimógena como tal, tampoco una aventura gráfica al uso, y se viste de novela gráfica francesa para apoderarse de su humor y de su particular estilo de contar las cosas. Cierto es que es difícil analizar, aún hoy, este tipo de juegos. En ocasiones es como ver un bellezón y tener que valorar si la persona de tal belleza es inteligente o tonta, pero solo hemos sabido ver a un ser precioso, o alguien tontorrón por el mero hecho de ser guapo. Juicios hay muchos, prejuicios también, disfrutad de estos títulos y valoradlos como lo que son; en este caso, una maravilla en la que se funde narrativa y jugabilidad a partir de un estética y un relato de cómic francés, fusionando ritmos hasta construir su propio lenguaje. Luego hay una guerra mundial y un motor que funciona, pero eso es lo de menos.

 

Por supuesto, esto también tiene otra lectura. Yo, a título personal, soy un obseso del avance del género de la aventura gráfica en términos de opciones y de jugabilidad, así como del cómic y de la narración fragmentada, los motivos que me han llevado a definir este Valiant Hearts como una maravilla, como una obra valiente capaz de sorprender a alguien de este perfil y quizás también he sido cegado por ello. Es la magia genial de los videojuegos. Por eso, si sois como yo, haceos con el juego.


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