Uprising tiene algo que decir

Como ya es costumbre en Call of Duty, tras el lanzamiento del juego, vienen una serie de DLC que sacian el hambre de variedad a sus jugadores. Puede que este nuevo pack de mapas, Uprising, consiga lo que otros descargables no consiguen. Normalmente, en títulos anteriores y el anterior Revolution, recibíamos simplemente nuevas localizaciones por las que movernos aplicando los modos. En esta ocasión no es así.

Se trata de una idea que modifica algunos aspectos del procedimiento habitual. En este caso, los mapas que se añaden tienen un encanto especial. Quizá el más embaucador sea el llamado Magma. En este encontramos un entorno oriental destruido en el que los colores cálidos envuelven cada rincón. La tierra abierta, donde la lava emerge y nos designa el camino a seguir. Una imagen de vistosidad diferente que se encuentra incrustada en un movimiento que ha dominado toda una generación. Un mapa quizá algo más flojo es el conocido como Studio ya que, a pesar de la decoración original ambientada en el oeste y la ciencia ficción, a nivel jugable nos deja una experiencia algo más descafeinada. Una estructura típica de coberturas y obvia en cuanto a estrategias es lo que podemos encontrarnos en este escenario.

Como si de un concierto se tratase, en Encore nos encontramos en un estadio donde la estrategia nos arrastra de forma circular. Nos vemos moviéndonos alrededor jugando al perro y al gato con el enemigo. Sencillo pero como siempre pasa con este género, funciona. El último mapa que encontramos se llama Vértigo. En él encontramos una mezcla entre lo de siempre y una estructura nueva. En sí, encontramos un escenario de varias alturas entre las que movernos buscando la espalda al contrario. Es un escenario dinámico porque, con su carácter laberíntico, nos permite probar todo un abanico de variables mientras buscamos cómo pillar por sorpresa al otro equipo. Por el contrario, a simple vista, es el que menos destaca a nivel visual. Una arquitectura típica de la franquicia nos acoge y nos embauca con su familiaridad. En este escenario nos sentimos como en casa pero, con esas posibilidades, pronto se convierte en nuestro favorito.

Hasta aquí encontramos una actualización que, aun con su carácter novedoso en cuanto a estrategias o aspecto, podría pasar como una más entre tantas que la compañía lanza para alargar la vida de su juego. Pero no es así. Encontramos entre estos niveles multijugador, un modo nuevo. Un modo basado en el universo zombie que trata de dar un sentido a tanto tiro. Mob of the Dead es un modo supervivencia. Sí, como tantos, pero al que se le ha dado un carisma que nunca ha tenido. Aprovechando las características que encontramos en Black Ops, de evitar la salida de los no muertos y de volver a tapiar cada ventana y puerta derruidas, este modo nos introduce entre cuatro personalidades cinematográficas, Ray Liotta, Chazz Palminteri, Joe Pantoliano y Michael Madsen, en una historia de búsqueda y supervivencia. Dejamos atrás ese sobrevivir aguantando oleadas (aunque persista). Ahora tenemos un objetivo, una búsqueda. Debemos encontrar las partes de un plan para huir de Alcatraz. Una habilidad paranormal nos permite revivir de forma rápida, haciendo que nuestro alma busque el cuerpo para revivirlo.

Es cierto que Call of Duty no innova demasiado en jugabilidad, a pesar de cambiar épocas, armamento y capacidades tecnológicas, pero es curioso que, con un DLC, generen sensaciones nuevas y den un toque de frescura a su última entrega. Si bien la saga Black Ops generaba un concepto diferente con ideas innovadoras, al final nos encontrábamos involucrados en mecánicas rutinarias. Con esta expansión notamos la intención de avanzar dentro del género, de forma leve, pero un cambio. Podríamos tomar la iniciativa como un cambio dentro de la gama y no como un cambio de color. Un toque de luminosidad que podría preparar a todo un género para el cambio de generación.