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Until Dawn y no tener claro si eres actor, jugador o director

La avataridad separa al cine del videojuego
Por Adrián Suárez Mouriño

Until Dawn sale hoy y pese a algunas tonterías el videojuego es una chulada, eso sí, para aquellos a los que nos gustan las aventuras gráficas de interacción limitada a cuando el título quiera que interactúes. Muchas veces se ha hablado de la relación del cine con el videojuego, Until Dawn también hermana ambos medios. Sin embargo, siempre que el celuloide invadía nuestras consolas lo hacía de un modo únicamente formal: estilos de producción, cámaras concretas, diseños de aventura… Pero siempre se tenía claro qué pertenecía al cine y qué pertenecía al videojuego, porque ¿qué es el jugador? ¿Un actor o un director del videojuego que disfruta?

 

El concepto de avatar encarnado por el jugador se desdibuja en Until Dawn. En el título de Supermassive Games acabamos controlando a todos los integrantes del grupo protagonista. Cada uno de ellos tiene sus propios intereses, sobretodo románticos, con respecto a otros miembros del grupo. Muchas veces se nos hace decidir sobre algo positivo o negativo vistiendo a uno que no favorece a un segundo, luego somos ese segundo sufriendo las consecuencias y teniendo que decidir sobre un cuarto, con el que pasará lo mismo. Until Dawn te lleva a no saber muy bien quién quieres que salga favorecido, y mientras tanto, un medidor de relaciones te dice lo que va sintiendo cada uno en función de tus decisiones. No eres un actor, eres el director de la peli que decide cómo fluye.

 

 

Si este primer punto puede estar sujeto a debate, puesto que en muchos juegos esa fina línea entre avatar y actor se desdibuja, existe otra que nos catapulta a la silla de dirección e incluso a mero espectador. El asesino del juego aparece en numerosas ocasiones sin que el jugador al que encarnas pueda verlo. Esto es muy habitual en las pelis slasher; ya sabéis: hay alguien detrás de ti… Tú lo ves, pero cuando se gira el personaje en la cinemática que acompaña ese momento ese psicópata ya no se encuentra a tu espalda. Lo curioso es que tú, como jugador, sí lo has visto, sabes que existe, sabes que está ahí y que te acecha, pero Until Dawn te devuelve el control del protagonista sin que este pueda hacer nada con esa información, porque no la tiene.

 

Es un momento muy confuso. Tú tienes que seguir interpretando a tu personaje olvidándote de que como jugador sabes que esa criatura te acecha. Lo cierto es que lejos de ser un error, es simplemente algo extraño y curioso, le da un rollito raro al videojuego. Yo por lo menos nunca había vivido ese encuentro tan brusco y torpe entre cine y videojuego en el que el propio juego no es capaz de aclarar qué papel interpreta al jugador, porque en ese momento está avatarizado en un protagonista pero dejando de lado su información como jugador. Esas son las cosas extrañas por las que merece la pena echarle unas partidas a Until Dawn, hay más.


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