1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. PC

UnEpic. Dando sentido a ser un juego español

Made in Spain
Por Álex Pareja

No me suele gustar, en general, que cuando se habla o se escribe sobre ciertos juegos desarrollados en nuestro país lo más importante sea destacar eso mismo, que son españoles. Sí, evidentemente hay que mostrar cierto orgullo de que nuestro país esté demostrando que tiene profesionales muy preparados para realizar buenos videojuegos (lo tengo), pero no creo que todo el argumento se deba centrar en eso. A la hora de valorar a una obra, al menos a mí, me importa más bien poco dónde se haya hecho el juego a priori.

 

Pero la semana pasada me encontré con un caso que sí requiere que se diga que es una obra realizada dentro de nuestras fronteras, ya que forma parte de su ser y de su esencia. UnEpic, tal y como dije en el análisis, es un juego español pero que además se siente español. Nada más empezar a jugar con él te das cuenta de ello: la manera de hablar de los personajes, el tipo de humor, los chistes, la propia personalidad del protagonista... todo tiene esa etiqueta "made in Spain" que, para mi gusto, le sienta genial.

 

 

El juego, además, es muy bueno. No deja de perder su complejidad por aportar este tipo de humor sino que sabe complementarlo de una manera magistral. Puede que en un momento pases de estar luchando con un dragón enorme en una batalla épica a que el protagonista tenga una conversación totalmente absurda que haga que, evidentemente, te des cuenta de que estás en UnEpic.

 

Ese rollete gamberro y esas frases hechas tan típicas hubiesen caído en saco roto en caso de que el juego no hubiese sido español por razones obvias. Por eso digo que en este caso sí que tiene sentido dar importancia al hecho de que es un producto nacional, que sí que aporta un plus al hecho de encontrarnos con un juego que pretende recuperar la esencia de los Castlevania clásicos.

 

Enfrentamiento en UnEpic

Es gracioso hasta que los enemigos no paran de matarte sin parar, claro

 

A esto también se le suma la manera en que tiene el juego de sumergirnos en la trama y en las mecánicas, ya que a diferencia de otros títulos en este caso vamos aprendiendo desde cero junto al propio protagonista. Aquí no manejamos a un mata demonios profesional que se mete en un castillo a repartir estopa, sino que manejamos a un chaval cachondo, gamberro, barriobajero y español que no tiene ni idea de la magnitud de lo que está a punto de vivir. Es exactamente lo mismo que ocurre con nosotros, lo que provoca que automáticamente empaticemos con él.

 

Si no lo habéis probado, dadle una oportunidad porque el juego merece mucho la pena por todo, ya no sólo por este aspecto tan concreto. Seguro que muchos coincidiréis conmigo en que en este caso sí que tiene sentido destacar que es un juego español, porque aunque no es la parte fundamental que hace que sea un buen videojuego, aquí sí hablamos de un complemento importante que se hace notar.


<< Anterior Siguiente >>