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Uncharted: El Legado Perdido y la destrucción de la mecánica sosa para narrar

Rompe la rutina y crea significado
Por Adrián Suárez Mouriño

Aunque Uncharted: El Legado Perdido sea un contenido que aspire a ser un mero pasatiempo para el fan, hay que reconocer que incluso aquí Naughty Dog aporta cosas interesantes al género. Uncharted: El Legado Perdido es un repaso un tanto descafeinado por todo lo que hizo maravilloso a Uncharted 4, pero también se descubre como una buena oportunidad para experimentar con los espacios abiertos y su implicación en la narración, así como en quebrar las rutinas que encierran las mecánicas de juego, de lo que hablaremos hoy.

 

Chloe es una ladrona, cuenta con un juego de ganzúas y serán muchas veces las que lo emplearemos para forzar puertas y cofres. La repetición de una mecánica que encierra un minijuego en su ejecución lleva a la construcción de una rutina que puede acabar haciéndose tedioso. Abrir puertas y cofres en Uncharted: El Legado Perdido es más aburrido que en Fallout 3, de lejos.

 

Atendiendo a lo que nos cuenta Óliver Pérez Latorre en su maravilloso libro 'El Lenguaje Videolúdico', cada acción en un videojuego encierra un significado. Lo que extraemos de esta mecánica sosa de Chloe abriendo puertas sin ningún tipo de reto, su significado, es que la chica es una profesional, una crack experta en la materia. Chloe se aburre con ella porque está harta de repetirla, y también el jugador.

 

 

Lo divertido es que Naughty Dog la ha implementado así a propósito. A través de ella nos habla de Chloe como profesional, pero va más allá, interrumpiendo la ejecución de esa mecánica a través de Nadine y dándole a este personaje su propio significado. Primero, El Legado Perdido te descubre con ella las capacidades de Chloe, luego te hace comprender que la mecánica es sosa, y tras ello, el juego te echa un cable perdonándote su ejecución de manera puntual.

 

Nadie es puro músculo y energía. Al poco de empezar el juego, Chloe se dispone a abrir una puerta acristalada con sus horquillas, y cuando la tenemos a punto, Nadine rompe el vidrio, gira el pomo y nos la abre; nos saca del minijuego que no nos apetece jugar y nos invita a entrar. Este mismo ejercicio se repite varias veces a lo largo de la expansión. Los templos a los que tenemos que acceder tienen sus puertas bloqueadas con un tronco. Para moverlo tenemos que recurrir al cabestrante, engancharle el cable, subirnos de nuevo al jeep, dar marcha atrás y eureka. A la tercera vez, Nadine no nos deja subir al coche, ella misma se pone al volante del vehículo y tira.

 

Es fabuloso como Uncharted: El Legado Perdido nos obliga a repetir algo que ya hemos hecho, deteniéndonos mientras estamos haciéndolo y dejando que la solucione nuestra compañera de equipo, se aprovecha de la rutina para expresarse y significar a sus heroínas. Luego, Chloe y Nadine hablan de lo que ha sucedido y se profundiza en la relación entre ambas, entre lo meticulosa que es una y lo directa que es la otra. De una mecánica que se rompe se inicia un pedazo de narración. Sumadle esto a lo que hablábamos de los nuevos mundos abiertos de Naughty Dog y tendréis nuevas pistas de cómo contará su historia The Last of Us 2, también el motivo para disfrutar de este DLC independiente.


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