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Una década después de la Operación Snake Eater

Metal Gear Solid 3 cumple diez años
Por Bruno Louviers

La semana pasada celebrábamos el décimo aniversario de Half-Life 2, y esta nos toca recordar a otro juego también muy importante, Metal Gear Solid 3: Snake Eater, que no cumple 10 años en Europa, pues aquí se lanzó un poco más tarde (en abril de 2005) que en EEUU, donde llegó el 17 de noviembre de 2004. Sí, le homenajeamos un día después, pero la verdad es que nunca es mal momento para recordar el mejor videojuego salido de la alocada cabecita de Hideo Kojima. 

 

Todos sabemos que Kojima está obsesionado con el cine de género y con el de espías en particular, por eso no debe extrañarnos que Metal Gear Solid 3 sea un homenaje, en ciertos momentos, al cine de acción durante la Guerra Fría que estaba cimentado en estereotipos de todo tipo, tanto del bando ruso, con traidores y cobardes por igual, como del estadounidense, con señores de acento perfecto, infiltrados y también algunos traidores. Obviamente, MGS3 supo diferenciarse de todo esto gracias, principalmente, a su antagonista. 

 

 

¿O acaso creeís que Snake, luego denominado Big Boss, es lo más importante del juego? Puede que manejarlo y sobrevivir con él sea lo divertido del juego. Y maldita sea si es divertido: hasta quitarse sanguijuelas del pecho tras meterse en el agua era algo genial gracias a ese sistema de salud y alimentación que ojalá más juegos implementaran y ojalá no se hubiera eliminado en posteriores Metal Gear Solid. La infiltración en la selva, los enemigos de nombres locos, reconocer a Revolver Ocelot de joven y todos los guiños a la saga (ay, ese Raidenovitch) palidecían, a mi modo de ver, al lado de ese mangífico sistema de gestión de la supervivencia. ¡Fue el primer juego en el que de verdad tenía que curarme las heridas!

 

Y sin embargo, lo que más recuerdo del juego es a su antagonista, a The Boss. Es irónico que Kojima, sexistas como son todos sus juegos, aún a día de hoy, consiguiera una mujer tan firme e imponente en Metal Gear Solid 3, que a día de hoy sigue siendo la mejor rival que ha tenido ningún juego de la saga, con diferencia. No solo porque el combate final contra ella es una prueba contra uno mismo, algo que a mi me encanta en los videojuegos, sino porque está lleno de emociones.

 

 

Dicen que la actriz de captura de movimiento de The Boss, habiéndose leído el guión completo antes de empezar a trabajar, las pasó canutas para hacer la escena final del juego. "Go Back". Es un dato irrelevante en el fondo, pero no deja de resaltar lo genial que termina este juego, y eso que está lleno de momentos flipantes. Recuerdo también lo mucho que me gustó la escena de la escalera casi infinita, donde empezaba a sonar la canción principal del juego a capella. O que cuando murieras se creara una paradoja temporal. O que pudieras matar a The End de muchas formas diferentes, a cada cual más absurda. 

 

Todos podríamos destacar varias cosas favoritas del juego, pero yo me quedo quizá con The Boss, con el final, que sí, es muy típico, pero es normal que algo tan bueno guste a mucha gente. Kojima aún tiene que superarse tras Metal Gear Solid 3, y aunque tengo esperanas con Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, no sé si podrá con la nostalgia que me entra al recordar este juego. Me da que me lo vuelvo a pasar otra vez estas Navidades...


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