Una aventura gráfica de la vieja escuela

Me saca de quicio ese rollo de los “géneros muertos”. Por supuesto, cada época ha tenido sus propias tendencias: el auge de los matamarcianos en los 70, los beat em’up de principios de los 90 y hoy en día pues yo que sé, el Call of Duty y eso. El caso es que las aventuras gráficas siempre han permanecido ahí, agazapadas y tristes, asomando la cabeza de vez en cuando tras la época dorada que fraguaron LucasArts, Sierra y demás referentes del momento. Hemos visto algunos repuntes intentando reinventarse con puestas en escena tridimensionales y aderezos jugables de diversa índole, pero aquel feeling de la baja resolución y los sprites hechos a mano no puede replicarse de ninguna forma.

 

Dave Gilbert es un señor apasionado de aquellos títulos que hace más de una década empezó a hacer sus pinitos con Adventure Game Studio, un motor gratuito para desarrollar aventuras gráficas en la línea de lo antes mencionado, y que nos ha traído títulos amateur que en muchos casos han alcanzado las cotas de excelencia de aquellos.

 

Así fue en el caso de los títulos de Gilbert hasta el punto que decidió dedicarse profesionalmente a ello, siendo su primer título comercial The Shivah, para más tarde ser reconocido a un nivel mucho mayor gracias a la saga Blackwell, que se distribuye en la mayoría de plataformas de descarga conocidas para PC e incluso ha formado parte de algunos Indie Bundle de esos que se prodigan últimamente. De hecho, Wadjet Eye Games - el estudio que formó  – también ha servido como plataforma de lanzamiento para otros videojuegos similares, como el aclamado Gemini Rue.

 

 

Tras cinco años de desarrollo ha presentado su nuevo título, que saldrá el día 19 de junio. Resonance es una aventura point & click que mantiene los valores estéticos y jugables de sus antecesores en la que debemos descubrir el misterio que se esconde tras la muerte de un científico y la relación de todo el asunto con los cuatro personajes protagonistas.

 

Igual que repudio eso de tachar a un género como pasado de moda, también carece de sentido el hecho de menospreciar una obra por poseer una estética perteneciente a otro tiempo. El estilo de una manifestación artística no es más que una tendencia propia de las necesidades y gustos del momento, pero la diversión que puede reportar es algo atemporal. Es como cuando en algún sitio se catalogan los diferentes géneros que existen y entre ellos se incluye "independiente" como tal por el hecho de poseer unos valores audiovisuales diferentes más propios de otro tiempo. No al apartheid gamer.

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