Un sofá me vendió el Wolfenstein sueco
Muy pocos videojuegos pueden permitirse el lujo de pasar de la jugabilidad para contarte exclusivamente una historia pero si alguien fue capaz de hacerlo en el campo del FPS esos fueron los de Starbreeze. Los desarrolladores lograron firmar algunas entregas fabulosas para la generación pasada y la anterior en la que consiguieron cautivar al usuario y crear algunos clásicos instantáneos que hoy son ejemplo de cómo desarrollar un videojuego y cómo explicar una historia mediante parámetros jugables.
En realidad, ni Las Crónicas de Riddick (el original) ni The Darkness (el primero) eran juegos con mecánicas excelentes, pero en el campo de la narración supieron poner algo interesante que gustó a los jugadores que cayeron en sus redes. El segundo, de hecho, acabó siendo una de las experiencias más interesantes que he disfrutado en 360, y la escena del sofá se ha convertido por méritos propios en una de esas partes de un videojuego que se te graban a fuego. Jackie Estacado tuvo un juego en mayúsculas. Puede que el tiempo no lo haya respetado excesivamente, pero en su momento sí supuso una experiencia grata y novedosa. La actual Starbreeze es la de Brothers o PayDay 2, dos grandes obras, pero algunos componentes abandonaron el barco para lanzarse a su aventura en solitario, creando Machine Games.
Es por ello que una experiencia a priori anodina y no muy esperada como es el nuevo videojuego basado en Wolfenstein acaba interesando a muchos jugadores. Solo viendo el tráiler y sabiendo que detrás del mismo están algunas de las piezas clave de la creación del juego de Riddick o The Darkness aventura una experiencia en la que lo que importa es lo que cuenta, no lo que se juega. El telón de 'what if' con nazis de fondo está más manido que la II Guerra Mundial, pero en manos de los suecos cualquier cosa puede acontecer, y lo visto y leído del título cuadra con lo que parece un juego de sus autores: jugabilidad poco novedosa dicen, seguramente es cierto, pero ya veréis cuando lo juguemos en casa veréis cómo cambia el juicio.
Lo del sofá, que ni quiero contároslo, no sorprende verlo; sorprende vivirlo. La acción jugable se adapta a la propia narración del momento y acaba resultando en un momento espectacular que muy pocos desarrolladores han sabido llevar a cabo. Yo no he vivido muchos momentos así con un videojuego. A mí me cautivaron en ese preciso instante, por eso tienen un Wolfenstein vendido conmigo.
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