Ubisoft y su acomodamiento
Como muchos sabréis, hace un par de días se retransmitió el Ubisoft Forward, la versión digital de la presentación que hubiese dado la compañía en el E3. Y a pesar de las filtraciones antes del evento, algo ya propio de la empresa, la sensación final fue completa: algún gameplay, fechas de salida, nuevo título y mucha expectación por los próximos juegos estrella de la marca. No hay ninguna duda de que los protagonistas de la noche fueron WatchDogs: Legion, Far Cry 6, Hyper Scape y, por supuesto, Assassin’s Creed Vahalla. Sin embargo, estas propuestas que se anunciaban a bombo y platillo no me transmitieron gran cosa, pues me sonaban repetidas.
A ver, supongo que no hace falta comentar la importancia de Ubisoft como creadora de contenido en el ámbito de los videojuegos. Su experiencia la ha convertido en un referente y, por lo tanto, sus conferencias tienen un buen peso en el sector. Porque cualquiera que se haya fijado un poco en este mundillo se habrá percatado del éxito sin precedentes de la saga Assassin’s Creed. Rebuscando un poco más, sus desarrolladores han fabricado verdaderas joyas como Beyond Good & Evil 2, Rayman, Rainbow Six Siege y hasta sorpresas agradables como Mario+Rabbids Kingdom Battle.
No voy a seguir enumerando todas las buenas decisiones creativas de Ubisoft, ya muy conocidas tanto dentro como fuera del medio. Sino que vengo a destacar su actitud cómoda y falta de atrevimiento que se refleja en sus últimas obras. Un comportamiento que, a nivel económico (no olvidemos que Ubi es una empresa), se asegura una audiencia amplia, poco segmentada y muy fiel.
Porque la sensación de estar viendo siempre lo mismo me impactó con el reciente Ubisoft Forward. Admito que la propuesta de reclutar a cualquiera para la Resistencia en Watch Dogs Legion es muy atractiva, y que Far Cry 6 tiene una pinta excelente incluso para alguien como yo que nunca ha tocado la saga. Pero son ideas que provienen de títulos que, por lo general, han dejado un buen regusto en la comunidad. En otras palabras, se alimentan de ese éxito pasado para sacar un juego que, probablemente, estará bastante bien. Pero se aseguran de aprovechar esa popularidad no solo porque genera expectación y ventas, sino que también se trata de una vía fácil para contentar a la comunidad. Y esta idea no ha hecho más que destacarse con Assassin’s Creed: Valhalla y Hyper Space.
Una de las frases que más he leído en Twitter, en lo relativo al título nórdico, es que tiene buena pinta. Pero que no debería llevar el nombre de Assassin’s Creed. Y es que, a pesar de mostrar la intención de recuperar las mecánicas de sigilo tan propias de la saga, se hace desde la óptica más bárbara posible. Quizás me hubiese convencido esta combinación de estilos ante un panorama inicial del que desconozco casi todo. Sin embargo, la frase de “nos hemos documentado y hemos descubierto que los vikingos no eran tan brutos como pensábamos” ha levantado más de una ceja cuando ha venido acompañada de imágenes, precisamente, brutales. Además, y hasta donde sabemos, se vuelve a insistir en la importancia del mundo abierto más grande sin especificar su calidad.
Por otro lado, lo inesperado de la noche, Hyper Space, acabó siendo un típico Battle Royale que no me ha aportado casi nada. No solo porque no se adapte a mis gustos, que eso puedo entenderlo, sino porque se trata de una modalidad refrita cuya creación por parte de Ubisoft se basa, una vez más, en la diversión simple de un público muy amplio. Lo hemos visto en mil ocasiones, se ha incorporado en muchos títulos como algo complementario para echar el rato y es evidente que funciona. Pero la comunidad quiere ver algo más, algo nuevo e impactante que Ubisoft puede hacer sin problemas, pero que también le obliga a mojarse en aguas desconocidas para la compañía.
Pero aún no he perdido la esperanza, sobre todo si contamos con otro Ubisoft Forward en el horizonte que, con suerte, nos dará más información sobre proyectos nuevos o ya presentados. Me da miedo que la empresa se haya relajado mucho en un sillón extremadamente cómodo que, sin duda, le da para vivir. No quiero pensar que esta misma comodidad no le permita explorar caminos que, si bien seguramente no gustarán a todo el mundo, serían revolucionarias en el sector. Ojalá el tiempo me obligue a retractarme.
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