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Ubisoft regala Nexus 7 a los periodistas de un evento de Watch Dogs

El nacimiento del Nuevo Mundo
Por Víctor Junquera

Estoy escribiendo este post entre Doritos, Mountain Dew y maletines mientras pongo un 10 a otros juego, ya os lo digo para ir evitando problemas. Y es que la imagen de cabecera de este post la he encontrado al poner 'game journalism' en Google, así que como me dedico a esto, tendré que empezar a adoptar las ascentrales costumbres del oficio.

 

Hoy hemos sabido que Ubisoft ha regalado Nexus 7, los tablets de Google, a unos cuantos miembros de la prensa que visitaba París para asistir a un evento sobre Watch Dogs. Se trata de un regalo de 229 euros por ir a hacer tu trabajo a un sitio, posiblemente con gastos y estancia pagada por Ubisoft. Y aceptarlo, digamoslo claro, está mal. Es ir contra la ética periodística y profesional, no respetarse a uno mismo aceptando un presente de la compañía cuyo juego, tarde o temprano, tendrás que criticar, bien o mal. Es ponerte en evidencia, ni más ni menos.

 

Muchas veces, el 'periodista' (lo entrecomillo porque esto no es periodismo) se pone en evidencia solito porque no hay nadie en Twitter diciendo que ha recibido un regalo caro, como ha sido el caso esta vez con Ubisoft y los tablets. Otras, se le juzga muy severamente porque existe una desconfianza de base: todos nos enfrentamos a críticas muy duras cuando un juego popular o impopular nos gusta. No hay término medio: si se pone una nota alta a un Call of Duty, es que hay maletines de por medio. Si se pone baja, es porque no los hay. 

 

No se puede culpar al lector por no fiarse de nosotros. Casos como el de hoy solo es uno más. ¿O es que es normal recibir ediciones coleccionista de Titanfall por pertenecer a un medio popular y hacerse fotos con ellas? ¿No es esa una forma de influir al periodista desde la empresa? ¿No es deshonesto tener eso gratis cuando otra gente paga 300 euros o más por ello? El periodista, como la mujer del César, no solo tiene que serlo, sino aparentarlo.

 

Nunca es mal momento para echar mano del tito Hunter S. Thompson

 

Por fortuna, parece cada vez más difícil ocultar estas cosas, y eso es bueno. Avergonzar en público al periodismo parece ser la única manera de que hagamos las cosas bien. Y es una jodienda, así os lo digo, tener que aguantar estas cosas. El periodismo es una de las profesiones peor pagadas de los últimos tiempos y una de las que en peores condiciones se ejerce sin contar aquellas que exigen un gran trabajo físico. Ser basurero sigue siendo infinitamente más duro que jugar a la consola y decir qué nos parece lo que jugamos, se pague peor o no.

 

Al menos, parece que las cosas cambian, sea a través de los medios que sea. Eurogamer tiene una política pública y estricta sobre las detalles que reciben de las compañías y donan una buena parte de ello. Polygon, al final de sus reviews, aclara en qué estado se han hecho, si han sido con una consola final o no, si han sido en un viaje de tres o cinco días, etc. 

 

Sin embargo, parece quedar un gran camino por recorrer. Y no hablo de contenido, de plagios, de no citar las exclusivas de otros pero darles ni de parecer más bien altavoces y comerciales, sino simplemente de decencia y sinceridad. ¿No estaría feo que una empresa de armas regalara un tablet a un enviado de la ONU a la guerra? Nuestro oficio es mucho más sencillo, pero en su amplitud, el símil es el mismo. 

 

 

Hay cosas que no se pueden evitar, como que solo grandes medios reciban ciertas exclusivas, que las compañías manden los juegos a las webs, que se pague mal, que se pague a veces en especie o que los viajes los paguen las empresas interesadas en que hables de su juego (esto último es bastnate relativo, pero ya me alargo mucho y eso da para un tema solo), pero qué menos que rechazar un cochino tablet y tratar de hacer las cosas lo mejor posible.

 

Lo peor de esto, al final, es que el lector no sabe en quién confiar. Porque ahora, si se ponen buenas notas a Watch Dogs, muchos van a achacarlo a la labor comercial de Ubisoft y no a la calidad del mismo. Y si se les ponen malas notas, yo mismo puedo pensar que se hace por intentar justificar en exceso que no se está comprado y no porque el juego en sí sea terrible. 

 

PD: si queréis leer un texto fabuloso sobre cómo debería ser el periodismo de videojuegos, os recomiendo este de Kieron Gillen llamado El Nuevo Periodismo de Videojuegos. Está en inglés, pero, come on, que vivimos en el siglo XXI. 


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