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Twitch Plays Pokémon renace con una importante lección

Helix sigue entre nosotros
Por Víctor Junquera

Ha terminado. Tras 16 días, 7 horas, 45 minutos y 30 segundos, ha terminado. No creí que fuesen a pasar de Ciudad Azulona.

 

Twitch Plays Pokémon ha vencido a la Liga.

 

Lo supe lejos de un ordenador (he ahí la tardanza de este artículo), pero en cuanto pude vi las grabaciones. Los combates. Los chats. El fanart. A Battery Jesus acabar con el Blastoise de Gary, que hace sólo unos segundos había aniquilado a sus compañeros. A All Terrain Venomoth envenenando al Dragonite de Lance y verlo morir sin sufrir un rasguño. Había una sensación de conclusión, de victoria. Pero también de vacío, como cuando se termina un buen libro o finalmente una serie llega a su fin ¿y qué me aleja ahora del suicidio?

 

Lo llamativo es que no debería ser así. Es sólo gente jugando a Pokémon Rojo ¿qué tiene de especial? Curiosamente creo que puedo ligarlo a otro fenómeno impredecible que estalló hace poco más de dos años: My Little Pony: Friendship is Magic.

 

Quedaos conmigo. Esto tiene su sentido.

 

 

 

La serie que desarrolló Lauren Faust era decente: buenos personajes, buen estilo de dibujo, no era muy estúpida para estar dirigida a niñas pequeñas… Tenía corazón, era fruto de un equipo que disfrutaba con lo que hacía y la gente se sorprendió al sentir ese calor, pero no mucho más. No tenía el carácter de Hora de Aventuras o Historias Corrientes y no podía sostenerse por sí sola con tanta solidez. Habría pasado de largo si no fuera porque alguien se dio cuenta de que existía y empezó a moverla por foros. Desde ahí todo cayó por su propio peso. Surgieron grupos, empezaron a ponérseles nombre a los personajes de fondo: Octavia, Vinyl, Derpy, Doctor Whooves… Se crearon continuidades alternativas, había imágenes en las que un personaje, con oros photoshopeados, prometía pagar “con dólares de rap” mientras que en otra utilizaban dobles sentidos visuales para decir que “no, ese es el punto. Sigue lamiendo”. La amiga cómica era una psicópata latente con la capacidad de romper la cuarta pared y la pony con la crin de arcoíris era lesbiana. Y Derpy…

 

Derpy estaba en todas partes.

 

Nada de eso fue impuesto: fueron los espectadores quienes crearon esta continuidad, esta narrativa. Aún hoy sigue desarrollándose y creciendo. Ha habido ferias, ha habido documentales. Del mismo modo, la constante selección del Fósil Hélix lo acabó convirtiendo en una deidad a la que Rojo acudía con frecuencia, la casualidad de que Lapras se llamase AIIIIIIIRRR le valió el nombre “Air Jordan” y de pronto las decenas de miles de personas que guiaban a Rojo eran voces en su cabeza que lo atormentaban. Hay una historia sólida y una continuidad: allá donde vayas todos te dirán que el Falso Profeta es Flareon, que Drowzee es su Guardián y que Nidoking es King Fonz. Que Rojo ahora está en paz y las voces le han dejado. Que Destiny, el usuario de Twitch que intentó boicotear el juego durante horas, es un emisario del Fósil Domo. Revisar las imágenes y cómics que retrataban los últimos momentos de Rojo y la conclusión a su dramática historia me hicieron sentir algo: alegría. Plenitud. Es una historia que le pertenece a la gente, que han fabricado sin necesidad de nadie y que hacen evolucionar a cada momento. Millones de ojos observan pacientes, y el contador no baja de 40.000 visitas independientes.

 

Y todo ha tardado 16 días, 7 horas, 45 minutos y 30 segundos. Muchas obras de culto sólo pueden soñar con esta posición.

 

 

A todo aquél que no haya vivido Twitch Plays Pokémon le recomiendo que busque historias, que vea los vídeos, que contemple las imágenes, las tiras. Como dice mi compañero Bruno, esto es sólo el principio y Twitch va a sacarle partido. Pero este inicio ha sido algo puro y hermoso, y eso es algo difícil de reproducir. Tras el fenómeno de My Little Pony, Hasbro trató de repetir su éxito lanzando un reboot de Littlest Pet Shop que compartía muchos rasgos con la serie de Faust, pero no acabó cuajando. Del mismo modo, hay muchos otros Twitch Plays X, pero ninguno alcanza el impacto de Pokémon Rojo. El fenómeno ha surgido de un grupo que quería pasárselo bien con un experimento que parecía imposible. Yo aún sigo sin creérmelo.  

 

Hay una sensación de comunidad: una imagen con Totodile reza “nuestro viaje comienza”. Nadie tiene nombre pero todos saben quiénes son. Son los valientes que estuvieron ahí y ahora no hay nada que les pare. Es precisamente esa sensación lo que hace tan especial al Twitch: a todos nos gusta coincidir con gente que comparta nuestras filias y fobias y con la que podamos ser u olvidarnos de que somos. Este experimento permite hacer ambas cosas: simplemente desconectar y disfrutar con un grupo de personas que quieren desprenderse de sí mismas para adorar a Hélix y luchar. Un juego de rol donde el usuario explora y al mismo tiempo es el amo de la mazmorra.

 

Este es un fenómeno que deseo guardar. Supone una manifestación única de la comunidad de fans: algo que va más allá del hype o de las ganas de comprar y que responde al simple deseo de divertirse, de compartir algo con los demás y de enriquecer la experiencia del resto de jugadores. El año acaba de empezar, pero puede que Twitch Plays Pokémon termine en muchas recopilaciones este diciembre. Espero que crezca y ocupe un lugar como aquél extraño suceso en que la comunidad decidió crear su propio juego.

 

Yo he apuntado en mi calendario el primero de marzo de 2015 como el día de San Hélix y lo celebraré ¿os uniréis a mí, hermanos?


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