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Tú también has jugado a videojuegos sin videojuegos

Paseando por la ciudad...
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Cuando uno está tan metido en esto del videojuego, es fácil extrapolar cualquier situación relativa al ocio electrónico para llevarla al mundo real. Recientemente tuve la ocasión de ver el vídeo que os mostramos justo aquí, donde de una forma especialmente amena se transfieren varios conceptos videojueguiles en lo que en teoría son acciones cien por cien cotidianas, a la usanza de pasear, contemplar el paisaje desde el coche…

 

 

Desde luego que el vídeo no exagera un ápice. Estoy completamente seguro de que muchos de nosotros, de los que llevamos el videojuego en las venas, vamos esquivamos baldosas cuyo particular color nos advierte de peligro; nos imaginamos al caza espacial de los Thunder Force surcando el scroll horizontal de la ventana del tren de cercanías, o llegamos al punto de emular a Solid Snake o a Sam Fisher tratando de sorprender por la espalda a un colega. De ese modo, creamos nuestros propios juegos, como si de un extraño remedo de realidad aumentada se tratase. O como dijo Jack Kerouac, el popular poeta y novelista estadounidense:

 

Cuando era un niño e iba en coche, simaginar que llevaba a en la mano una gran guadaña y talaba todos los árboles y postes, e incluso cortaba en rodajas cada colina que pasara por la ventana."

 

Algunos me tomaban por loco cuando en su día conté una experiencia que casa a la perfección con el tema que tratamos. Empezaba el relato con mi persona dirigiéndome a la ofi, a las cuatro de la tarde con todo el calor de un julio sevillano. Imaginadme buscando cualquier resquicio de sombra al más puro estilo de los protagonistas del clásico Hostages de Infogrames, como si huyera de los focos de los terroristas del juego, representados aquí por un solazo que parecía haber salido de la primera fase de Gradius 2. Hubiese deseado por aquellos entonces la llegada de “la oscuridad” de aquel portento de Zigurat llamado El Poder Oscuro, porque salir a plena luz a esas horas se tornaba como algo impracticable. Pero hasta en la sombra había obstáculos, como esas gotas de agua calentorra saliendo de los aires acondicionados, muy dignas de esquivarse al más puro estilo de Johnny Jones en Abu Simbel Profanation. Y si no era una gota, se trataba de una bocanada de aire caliente procedente, como no, de otro aparato de aire acondicionado… como aquellas que salían en el The Goonies de Konami o en los conductos de Another World.

 

Lo curioso es que, una vez llegado a mi destino, tenía un jugoso bonus esperándome: ¡el aire acondicionado!

 

Ahora te toca a ti… ¿y tú? ¿A qué juegas?


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