Tratando de comprender las retransmisiones en directo de videojuegos
Llevo mucho tiempo interesado en el mundo de los streamings, cada vez más apoyado y seguido por parte de las comunidades de videojuegos. Ya es habitual disfrutar de vídeos en YouTube y otras plataformas, con nuestros creadores de contenido favoritos, pero ahora se suman a la ecuación los streamers que ofrecen sus contenidos en directo, muchos de ellos tratando de vivir de ello gracias a las suscripciones y las donaciones. Y resulta que es un mundo extraño, que sigo sin saber muy bien cómo funciona a un nivel lógico.
No comenzaré con el típico discurso de no entiendo eso de ver a la gente jugar cuando puedes hacerlo tú mismo, que también es un alegato recurrente a la hora de hablar de YouTube, porque sabemos que influyen otros factores. Casi diría que importa mucho más la persona que está ahí, detrás de la cámara y del juego, que el propio contenido en sí para triunfar. En muchas retransmisiones en directo vistas en Twitch y otras plataformas pasa lo mismo: el público gusta de ver a ciertos personajes disfrutando de un videojuego en directo, como también podría hacerlo en un vídeo pero de una forma más inmediata, incluso pudiendo interactuar con él en todo momento. Es una experiencia algo diferente. También comprendo que muchos jugadores profesionales de diferentes títulos, teniendo mayor o menor carisma en cámara, triunfen con sus streamings ya que verlos jugar es un sinónimo de aprendizaje automático de ese título en cuestión. Pero resulta que también triunfan muchas otras retransmisiones que no tienen mucho que ver con esa fórmula del éxito, que pensamos y creemos conocer.
Hay auténticas rarezas en este mundo de las retransmisiones en directo, y lo mejor (o peor) es que no hace falta buscar demasiado para encontrarlas, ya que están ahí, en la superficie. Por ejemplo, triunfan muchas retransmisiones impersonales, sin nadie que hable en cámara. También otras muchas locuras como el intento de caza de Pokémon shinys en los distintos juegos de Pokémon, con cientos e incluso miles de personas observando cómo alguien intenta lo mismo sin parar y sin ningún tipo de interés más allá de ver su reacción cuando consiga su objetivo (si es que lo consigue). También entran en juego otro tipo de emisiones como el intento de speedruns de diferentes tipos de juegos. Es un universo apasionantemente variado e incomprensible en ocasiones.
Doy por hecho, sin ser un consumidor asiduo que simplemente se ha asomado a esta ventana durante varios días para tratar de comprender esta nueva tendencia, que la forma de degustar estos contenidos difiere a la de otras plataformas. Por ejemplo, es común disfrutar de un streaming en directo de fondo, mientras haces otras tareas o incluso disfrutas de otro videojuego. No es lo mismo que ver un vídeo de YouTube, por ejemplo, mucho más directo e incluso editado para su consumo directo y rápido. La edad también es un factor determinante, ya que este mundo, al igual que de los propios vídeos bajo demanda, es todavía mucho más rutinario entre la gente más joven que prácticamente ha crecido con estos servicios siempre presentes. Es un mundo apasionante del que me queda mucho por aprender, o eso pienso cada vez que entro en Twitch y compruebo las retransmisiones más seguidas. ¿Cuál es vuestra experiencia?
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