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Torchlight II, luchando contra el hype ajeno

La vida del "tapado"
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Antes era fácil que un videojuego triunfase simple y llanamente por el buen hacer de sus desarrolladores, donde más allá de las críticas de rigor, el boca a boca era capaz de hacer el resto para sorprendernos con un producto sin fama pero con toda la gloria del mundo. Ahora, la publicidad es muy capaz de empañarlo todo, con esa maldición denominada “hype” que en sí no es otra cosa que la mejor campaña que se le puede dar a un lanzamiento tomando como referencia los fanáticos del ocio electrónico, ávidos de defender una marca, una franquicia o lo que sea como si la vida les fuese en ello. Así, esta metodología de llevar a cabo la publicidad se ha transformado prácticamente en un modus operandi más que asentado, una manera de calar en el gran público sin que necesariamente tengamos entre manos un buen producto de fondo.

 

Pos supuesto que el hype también cubre videojuegos con ciertas garantías de calidad, a la usanza de Call of Duty, FIFA y demás, resultando ser videojuegos por norma sobresalientes por mucho que estén de campaña publicitaria durante todo el año. Pero también el gran público es muy susceptible de llevarse generosas decepciones en este sentido, y un ejemplo bien reciente es el de Diablo III. A mi entender, el título de Blizzard es un producto indiscutiblemente notable, pero desde luego no es ni la mitad de genial de lo que en teoría debería ser. Mientras, un absoluto tapado como era Torchlight (curiosamente diseñado por algunos de los designers de los dos primeros Diablo) colmó y gustó a propios y extraños siguiendo básicamente las mismas premisas, llevándose premios tan reseñables como el de “Mejor Juego Debut” en la GDC del 2010 o “Mejor RPG del E3 2009” por parte de RPGFan.

 

 

A días vista de que la secuela vea la luz, todas las miradas están sobre la productora de Diablo y World of Warcraft, con no pocos dedos acusadores ardiendo en deseos de que este Torchlight II sea tan bueno como para poner en tela de juicio a una Blizzard que en la actualidad parece ir un tanto a la deriva. Como poco, se puede decir que si Diablo III te ha gustado aunque sea un poquito, disfrutarás de medio a medio con Torchlight II. Como ya ocurriera con sus predecesores, ambos títulos comparten lo que es el núcleo básico de juego, y mantienen las premisas de ofrecer una más que agradecida rejugabilidad (ayudando en los dos casos la generación aleatoria). Pero ojo, si no te gustó Diablo III -porque hay muchos fans de los viejos Diablo que reniegan de esta tercera entrega- también es muy probable que… que te siga gustando Torchlight II.

 

La comodidad que propone el programa de Runic Games es tal que, al contrario que la obra de Blizzard, no requiere conexión a internet para jugar. Tampoco juega con tu dinero en el caso de que quieras evolucionar y poseer bonitos y poderosos objetos. Ya sobre el campo de batalla, el desarrollo en sí es también mucho más dinámico, da la impresión de tener un diseño mucho más hecho a conciencia… basta contemplar cualquier enfrentamiento con uno de los “jefazos” para darse cuenta de hasta qué punto los patrones de ataque y sus inteligentes reacciones van mucho más lejos de lo que se podría pensar de los hermosos pero rutinarios bosses de Diablo III. En un sentido parecido, Torchlight II se aleja también de la mosqueante linealidad del ¿RPG? de Blizzard, promoviendo mucho más esa exploración que los fans de Diablo tanto echaban de menos.

 

Por último, menciono el hecho de que Diablo III es un producto absolutamente cerrado, con Blizzard controlándolo todo hasta el último píxel. Esto hace que, evidentemente, nos podamos olvidar de cualquier modificación realizada por los usuarios. No obstante, Torchlight II promete eso y mucho más, donde los jugones están deseando ponerse manos a la obra creando mods, módulos de campañas y demás ante un programa que saldrá abierto para goce y disfrute de los exploradores de código. En este sentido, el futuro del juego de Runic es tremendamente prometedor.

 

torchlight

 

Es por ello que, después de tener por delante todas estas ventajas, todas estas maravillosas bondades de Torchlight II que en un día estarán a disposición de todos los públicos, me duele contemplar cómo continuará tapado por la gigantesca maquinaria publicitaria de Blizzard, haciendo que a ojos de los jugadores más fanáticos -o, simplemente, los menos informados- vean en “ese desconocido juego” un pobre clon de Diablo III que intenta imitar su grandiosidad sin conseguirlo. Amigo fanático: equivócate y dale una oportunidad a esta pequeña joya.


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