Titan Quest: Anniversary Edition es la excusa perfecta para rejugar una maravilla

Hay muchas formas de seducirme. Me gustan los pequeños detalles en la vida cotidiana, aunque también me van las emociones fuertes. Soy variable. Con el cine me pasa lo mismo. Adoro las películas de animación, pero me muero de ganas de ver siempre las pelis de acción de la cartelera. Me encanta todo lo que tenga un toque de fantasía (por cierto, ayer vi Kubo y las dos cuerdas mágicas y, my gosh, vaya peliculón), y más si lo acompañamos con mitología. Sí, en videojuegos me pasa exactamente lo mismo. Por ello, y pasen los años que pasen, Titan Quest sigue siendo de mis favoritos.

Os pondré en situación, que ya sabemos todos que me gusta demasiado contaros mi vida. Diablo II salía allá por junio del año 2000, aunque yo no empecé a jugarlo hasta el año siguiente. Al principio me daba miedo pasear por las ciénagas porque, en fin, yo sólo tenía 10 años y el juego de Blizzard me parecía bastante siniestro. Sí, era – y sigo siendo – una cagueta, así que apenas pude subir a mi hechicera unos pocos niveles. Con el paso del tiempo, me fui acostumbrando: las cosas lúgubres daban repelús, y el fuego hacía daño. ¡Quién se lo iba a imaginar! Pero, como pasaba por aquella época, yo no jugaba en mi casa, sino en la de un amigo, y nos fuimos distanciando.

Con Diablo II no volví a reencontrarme hasta 2008, apenas cuatro años antes de que saliese la tercera entrega de la saga, y sólo un año antes de que lo hiciese el que es su verdadero sucesor directo, Torchlight. No obstante, algo tuve que hacer para suplir la ausencia de un Diablo III en esos años, ¿no creéis? Ahí es donde entra Titan Quest. Mi hermano y yo compramos el juego nada más salir, que por aquel entonces, en 2006, ya teníamos ordenador propio y se trataba de un aparato más o menos decente a la hora de jugar.

Para mí, Titan Quest fue el gran heredero de Diablo. Se lo dije a mi hermano, y él estaba de acuerdo, cosa que sólo pasa una vez cada 29 de febrero. Ahora, el título de Iron Lore Entertainment cumple diez años, y THQ Nordic ha anunciado la Anniversary Edition, o, lo que viene a ser lo mismo para los que no seamos muy cosmopaletos, la edición del décimo aniversario. Esto, claro está, es motivo de celebración, ya que supone una revisión al juego y una actualización jugosita.

Se trata de una remasterización con una renovación de los gráficos y una mejora del modo multijugador. Además, el rendimiento se ha optimizado para los equipos actuales, haciendo que merezca aún más la pena. ¿Cómo terminar de convencernos? Bueno, esta edición es totalmente gratuita para aquellos que ya tengan Titan Quest, Titan Quest: Immortal Throne o la edición Gold del juego. Además, por tiempo limitado podemos conseguirlo con un descuento de hasta el 75%, costando 4.99 euros. Que sí, que éso es como si costase cinco pavos, pero sigue mereciéndolo muy mucho.

Si en estos diez años no te has atrevido a probar este pedazo de juego, te lo definiré de una manera sencilla: es el Diablo III que debió ser, si el juego de la franquicia de Blizzard hubiera salido seis años antes de lo que salió. El inventario es prácticamente igual a lo que hemos tenido en la saga, y las clases son una maravilla. Al principio, elegimos el sexo de nuestro personaje (y a nadie le importa si es hombre o mujer, ¿no es hermoso?) y una maestría, a escoger entre Tormenta, Naturaleza, Tierra, Espiritual, Guerra, Defensa, Caza y Astucia (añadiéndose Sueño con la expansión). Precisamente, el sistema de maestrías es de las cosas que más me enamoró del título, pudiéndose elegir una segunda y última maestría al llegar a nivel 8.

En conclusión, tenemos la oportunidad de rejugar una maravilla de los juegos de rol/acción y podemos hacerlo prácticamente gratis (si ya lo tenemos) con todas esas mejoras que se nos añaden. O, para el que no lo tenga, desembolsar cinco euritos nunca fue tan positivo. Anda, no seáis cobardes, y lanzaos de cabeza a la aventura. ¡Hay gorgonas!