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¿Tiene sitio Doom en la actualidad?

Producto histórico del pasado que vuelve
Por Toni Piedrabuena

¿Tiene sentido Doom hoy? No os voy a engañar: no me está gustando nada el nuevo Wolfenstein. Lo comentaba con el boss el otro día: ¿Va en serio el juego? Victor tiene claro que no va en serio, que es una gran broma, y supongo que aquí habrá gente que pillará el chiste, que le hará gracia y otros que no acabamos de pillar el rollito. Y no es que sea sospechoso de anti-retro o de no esperar buenas cosas de renacimientos así, pero cada segundo de aburrimiento a los mandos del juego de MachineGun Games se me viene a la cabeza id Software y su nuevo Doom.

 

No entraremos en la ausencia de Romero, los Carmack o Hall, no hablaremos de Doom 3 o de la gallina de los huevos de oro que fue el software a lo largo de los noventa, hablemos de la lógica del desarrollo: ¿Exactamente cuál es el leit motiv del retorno? Más de 20 años después del lanzamiento original, intentando recuperar los iconos de entonces (ya hemos visto al Demonio y hemos sabido en la QuakeCon que el juego estará ambientado en Marte), ¿pero hay sitio en la industria del shooter actual para un viejo lobo como Doom? ¿Hubo sitio en un momento del mercado menos loco con su tercera parte?

 

Molas, pero...

 

El nuevo Doom no es Doom 4. Es un nuevo comienzo, algo nuevo que nada tiene que ver con fantasmas de la antigüedad, ¿pero será más satisfactorio que las muchas propuestas que abundan en el mercado? ¿Podrá la obra de id abastecerse entre los Halo, los Destiny, los Call of Duty, los Battlefield o los ARMA? El triunfo del Doom original no estuvo en su historia, estuvo en lo irreverente, en lo tecnológico, en lo novedoso y en lo extravagante de su diseño. Hoy el clásico no puede estar en la cima de ninguna de esas cosas que significaron si triunfo a principios de los noventa.

 

No os voy a engañar: soy escéptico a niveles absurdos con el presente desarrollo. Deseo comerme cada una de mis palabras dentro de unos meses, pero las coñitas marineras de Wolfenstein: The New Order no funciona con todo el mundo, y la pieza original de id compartía casi todos los atributos que hicieron triunfar a Doom un par de años después. Hablando en plata: Wolfenstein y Doom son auténtica historia viva del videojuego occidental, y me da a mí que son productos de su época que hoy carecen de sentido más allá del nostálgico. Bethesda y la actual id tienen faena.

 

Mi único consuelo es saber que Carmack antes de marcharse a Oculus VR creía en el presente proyecto. Quedará ver en qué se traduce la confianza del americano. Pagaría por saber la opinión de Romero sobre el presente proyecto. Y no, dudo que una hipotética unión del equipo original hubiese cristalizado en éxito para la presente producción. ¿Qué pensáis vosotros y vosotras?


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