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The Wolf Among Us cierra con una reflexión

Telltale logra utilizar su obra para hablar sobre la injusticia
Por Dayo

Hoy he completado The Wolf Among Us. Durante los últimos tres capítulos el juego me había acostumbrado a no esperar tanto: la historia no era tan intrigante como la de Lee y Clementine, la acción era muy pasiva y se centraba más en conversar que en llevar a cabo acciones y, en fin, la premisa ya estaba muy vista. Pero ahora que todo ha terminado, me alegra haber jugado a The Wolf Among Us. El quinto capítulo tiene una escena al final que resitúa el contexto de toda la obra y hace algo que me gustaría ver más en nuestro medio: lanza un mensaje.

 

The Wolf Among Us es un juego más inteligente de lo que creía. Toda la premisa es una de la que ya había oído hablar o me resultaba familiar: los cuentos son ciertos y el Lobo Feroz, los Tres Cerditos o la Bella y la Bestia existen. Y viven en Nueva York. En un gueto, para ser exactos. Al principio pensé lo más evidente: “hacen esto para restregarme por la cara que es un juego ‘adulto’ y tal”. No habré visto yo imagen tras imagen, historia tras historia que deconstruye tropos clásicos para mancharlos de barro y polvo como para que ahora esto me sorprenda.

 

Salvo que lo hace.

 

The Wolf Among Us no sitúa a sus personajes en los barrios bajos de la gran ciudad, en prostíbulos y apartamentos minúsculos, para hacerse el chulo. Lo que quiere es dejarnos claro su tono. Estos son personajes de cuento que vivieron antaño una época dorada. La sirenita, otrora una princesa, es ahora una stripper que lucha a duras penas por seguir adelante en un prostíbulo. Colin, uno de los tres cerditos, no tiene hogar al que volver ni dinero para poder pagarse un conjuro que le permita seguir en la comunidad. La realidad más amarga les ha golpeado en la cara de pronto y, ahora que se encuentran en un mundo tan distante del suyo, donde no hay príncipes o hadas buenas, les supera. Igual que nos ocurre a todos, tarde o temprano.

 

He aquí dos villanos.

 

“Adulto”, esa palabra tan desvirtuada. No se es “adulto” por mostrar un par de tetas y derramar sangre. No se es “adulto” por decir un par depalabras malsonantes. Se es “adulto” cuando enfrentas al espectador a una situación donde la respuesta no es tan clara, donde quizá el lado que siempre le habían dicho que era el malo tenga algo de bueno. The Wolf Among Us demuestra que lo es en una sola escena al final de su quinto capítulo en el que el villano principal de la historia trata de explicar sus motivos. Es una larga discusión en la que debemos rebatir sus argumentos, si es que podemos, y enfrentarnos a uno de los hechos más desagradable de esta vida: nuestra propia imperfección. Esos pequeños errores que cometemos y que de pronto vuelven a por nosotros. Ese momento en el que te das cuenta de que no eres tan listo, tan bueno. No eres un héroe. Por eso The Wolf Among Us sitúa a sus personajes en un entorno tan sórdido: porque quiere dejarte claro que esas historias que te leían cuando eras pequeño no son más que eso: cuentos.

 

¿Y por qué darle tanta importancia a una sola escena si antes he dicho que el resto del juego no era para tanto? Porque no opera en el vacío. No llega de pronto. En ese momento te das cuenta de que el juego se ha ido organizando poco a poco para llegar a ese punto. Es, en toda su plenitud, un clímax. Pero no es un giro final, como en El Sexto Sentido sino la forma de Telltale de decir: “de esto iba la historia todo este tiempo”. Sobre el concepto de la justicia y la injusticia, lo legal e ilegal ¿Cómo es la vida en un mundo donde casi nadie puede permitirse vivir? ¿Dónde queda la ley en un lugar donde todos se ven casi forzados a ignorarla?

 

The Wolf Among Us puede parecer The Walking Dead a primera vista. No sería de extrañar, porque comparten muchas similitudes tanto estilísticas como de diseño. Ya he hablado sobre cómo me molesta que los de Telltale se estén limitando a un modelo que no les permite aprovecharse plenamente del medio interactivo. Pero aquí han demostrado que saben escribir porque hay un cambio brusco en intenciones. The Walking Dead era una historia emocional, un viaje de redención y lucha, pero The Wolf Among Us es una reflexión sobre lo cruel que puede ser el mundo, sobre cómo hay veces en las que no se puede salvar a la gente que más se aprecia. Los príncipes y las princesas sólo existen en los cuentos. Y esa escena del quinto capítulo lo dice todo. Esperemos que sirva de ejemplo a otros.


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