The Witcher 3. Hermosa y salvaje caza
Ver The Witcher 3 Wild Hunt es todo un espectáculo. Sí, nos maravillamos con la buena pinta del combate de Dragon Age Inquisition, con su posibilidad de controlar a nuestros esbirros en el entorno, estudiarlo y su presentación. Es un tipo de batallas muy atractivo para un RPG, pero nuestros personajes siguen siendo unos desconocidos, no tienen un pasado. Son funcionales, pero no son carismáticos. No son Geralt.
Lo mismo sucede con los fondos y con los enemigos. Los charcos del lugar son simples espacios que nos humedecen los pies y los tipos con los que nos encontramos no dejan de ser también eso: esbirros comunes. No es algo necesariamente malo, un puntito de anonimato es algo siempre presente en los títulos con editor de personajes; claro que luego te encuentras con The Witcher 3 y te das cuenta de la diferencia que hay a nivel de planteamiento cuando el prota sí tiene pasado y sí es conocido.
Es un placer ver a Geralt en movimiento y cómo la personalidad de su diseño influye a los demás, desde el tipo calvo y feo que nos encontramos (hace falta más gente fea en los juegos; o gente normal mejor dicho) hasta relacionar a los monstruos con su escenario.
Son cosas algo ridículas dichas así, pero me ha parecido fabuloso ver a la criatura del pantano sumergirse en él para atacarnos o la luna ocultarse para dejar paso a los hombres lobo; detallitos que acentúan la propia personalidad de Geralt y de todo su mundo.
Ambos, Inquisition y The Witcher 3 son juegos de rol muy distintos, pero ambos son maravillosos y prometedores. Personalmente, y como ya he escrito estos días, me inclino más por los juegos en los que el personaje llega ya definido, precisamente por lo mismo que me parece tan interesante The Witcher 3. Todo da la sensación de estar mejor puesto en su sitio, de ser más auténtico.
Sin embargo, no todo es perfecto, lo cierto es que a Geralt aún le queda trabajo de cara a sus animaciones con respecto al mundo que le rodea, porque salta regular sobre los obstáculos y parece que su espada no acaba de azotar convenientemente a las bestias contra las que salta, como si tantas filigranas fueran innecesarias; pero todo eso son nimiedades comparado con todo lo bueno que nos traerá la tercera parte de The Witcher.
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