1. Mundogamers
  2. Noticias
  3. PC

The Witcher 3 Blood and Wine apuesta por la acción y la mejora

Los nuevos combates
Por Álex Pareja

Después de dejar mis amplias impresiones sobre lo que me ha parecido Blood and Wine, la última expansión de The Witcher 3, centrándome únicamente en términos de historia y como experiencia de conclusión de la obra al completo, hoy os voy a contar otros de los aspectos que no quería incluir en ese texto, ya que entiendo que también hay una clara diferencia en las opiniones: los combates y cómo ha cambiado la manera en que CD Projekt RED los incorpora en esta nueva historia.

 

Para empezar, hay muchos combates en las horas que dura la nueva historia principal, incluyendo bastantes enfrentamientos que podríamos enmarcar dentro de la categoría de "jefes". Con esto quiero decir que el estudio ha intentado dar una vuelta de tuerca al tipo de combate que ofrecían en el juego principal para generar experiencias que requieren de una táctica concreta. Esperar al momento apropiado para atacar, descubrir el punto débil del monstruo de turno, obligarnos a utilizar las señales y su efecto en nuestro beneficio... además, cobra cierta importancia el nivel y la buena utilización de nuestras habilidades, sobre todo en los niveles más altos de dificultad, unido al nuevo sistema de mutaciones que os recomiendo que consigáis lo más rápidamente posible.

 

Esto se agradece, ya que Blood and Wine no ofrece un salto cualitativo respecto al juego principal tan grande como sí vimos en Hearts of Stone, que también me sigue pareciendo mucho mejor en todos los sentidos. Aun así, se deja notar una evolución en los combates y puede influir de dos maneras en los jugadores: los que disfrutaron del sistema de combate de The Witcher 3 van a gozar lo que no está escrito con los nuevos desafíos, mientras que aquellos que sufrieron bastante por el control en toda la obra van a tener que aguantar bastantes combates, largos, que se terminarán haciendo bastante tediosos. A mí, por ejemplo, me sobraron bastantes enfrentamientos, sobre todo aquellos que se introducen sin más razón que la de darnos algo que hacer mientras recorremos un escenario o nos movemos de una conversación a otra.

 

 

Una de las últimas actualizaciones de The Witcher 3 incluía una opción que permite cambiar la respuesta del control, que tampoco es el fuerte del juego y que sigue sin ofrecer una clara mejora ni ser del todo funcional para aquellos que no se acostumbraron a los movimientos del Brujo dentro de este mundo tan bello. Por supuesto, con Blood and Wine se introduce una nueva porción del mapa, espectacular y hermosa, donde abundan las nuevas criaturas y este tipo enfrentamientos más especializados. Al menos, aunque la evolución no es del todo notable, deja ver las buenas intenciones de CD Projekt RED de seguir mejorando un poco su obra con estas dos expansiones.

 

El problema vuelve a recaer en la excesa relevancia que se le quiere dar a alguno de los enfrentamientos que encontramos en Blood and Wine, hecho que se agradece para aumentar la espectacularidad pero que también favorece a ese punto de vista del que os hablaba y del que sé que muchos no estáis ni vais a estar de acuerdo jamás (benditas sanas discusiones). Si el estudio nos prepara durante meses para un DLC que va a ser "mejor que el juego principal en todos los sentidos" y que va a significar "el adiós de Geralt de Rivia en el mundo de los videojuegos", aderezándolo con momentos en la propia obra en los que se insiste con el tema, lanzando mensajes como "¿Qué vas a hacer cuando todo esto termine, Geralt?", mientras somos conscientes de que solo estamos realizando un simple contrato más, que al Brujo le importa cobrar y ya está, sigo sintiendo una sensación extraña. Pero quizás sea solo cosa mía.


<< Anterior Siguiente >>