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The Room 2 y el encanto de los pequeños secretos

Género que se estaba quedando sin mecánicas
Por Adrián Suárez Mouriño

Puzles de resolución táctil, extraños mecanismos que abren cajones escondidos, pistas que solo se revelan al utilizar un monóculo y misteriosas cartas de un tipo llamado As, que nos instan a desentrañar los secretos del universo. Esa es la fachada que presentó The Room, juego del año 2012 para iPad que ha cosechado excelentes críticas, y que continúa su segunda parte, a la venta desde hace unas semanas, The Room 2. ¿Qué será lo que tiene un videojuego que consiste en abrir cajas?

 

Bajo ese velo de misticismo, astrología y mecanismos se esconde un gran trabajo construido en base a la interacción con la pantalla táctil. Muchos juegos, y versiones, para IOS o Android pecan de no preocuparse por la manera en que el jugador se relaciona con ellos, y es aquí donde radica principalmente el éxito de The Room y su secuela, en apostar por un esquema cuidadosamente diseñado para sacar el máximo partido de la pantalla táctil de forma sencilla pero efectiva. 

 

Esa interacción directa acerca al jugador a una manipulación más realista que si los jugáramos con un mando, por ello también es acertada la elección de la temática. Las cajas son objetos construidos para ser tocados, solo que en este caso vienen envueltas por una ambientación de misticismo irresistible para el jugador. El diseño, la iluminación, la paleta de colores, las texturas, los efectos sonoros y la música trabajan en conjunto para tentar a un jugador que no podrá dejar de indagar hasta el final. Todo ha sido medido para ser el perfecto conductor del misterio. 

 

En The Room 2 encontraremos varios objetos en una misma sala, pero en esencia el planteamiento es el mismo que en el primer juego.

 

Con la segunda entrega Fireproof Games no ha querido presentar más de lo mismo, el final abierto del primer juego permitía darle una vuelta de tuerca al concepto que han aprovechado extendiéndose a diferentes objetos repartidos en la habitación, ya no se trata únicamente de cajas, nuevos enigmas e inteligentes puzles. Pero en esencia las características por las que The Room fue galardonado, y también sus defectos, se repiten en la continuación. 

 

La mayor crítica que se han llevado ambos videojuegos es la de su duración, escasa, pero sin relleno alguno, y es que el nivel de reto desemboca en una gratificante sensación de victoria cuando el jugador consigue resolver los mecanismos y avanzar al siguiente capítulo. La clave del éxito del trabajo de Fireproof Games consiste en tratar al jugador desde la inteligencia, excepto cuando ofrece pistas muy evidentes que afortunadamente podemos ignorar, convirtiendo las limitaciones de sus plataformas en virtudes y haciendo que todos sus aspectos funcionen como engranajes de un mismo mecanismo.


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