The Elder Scrolls Online, Morrowind me hace volver a Tamriel

Morrowind me ha hecho volver. El mismo Morrowind que hace ya quince años conquistaba mi corazón en la primera Xbox ha vuelto, no como tercer capítulo de The Elder Scrolls, sino como ampliación de The Elder Scrolls Online, y yo, como fan acérrimo de la saga, me he visto obligado a volver a ese Tamriel ilimitado y recuperar mi personaje, el khajita Kawano y sus letales dagas gemelas. 

 

Volver a The Elder Scrolls Online: Tamriel unlimited ha sido una gozada inesperada. Una gozada, porque desde que jugué al juego para analizarlo hace ya un par de años, el título ha mejorado, y mucho, respecto a lo que encontré en su momento. E inesperada, porque la sensación de esas primeras partidas tienen poco, muy poco que ver con lo que estoy experimentando ahora. 

 

 

Tamriel Unlimited sí es un Elder Scrolls

Hace dos años analizaba el juego y me quedaba con un extraño vacío que no acababa de convencerme. Los objetos, el planteamiento, el comportamiento de los jugadores y los PNJs eran como una burda copia de todo lo que me había enamorado de Morrowind y luego había encontrado, en mayor o menor medida, en el maravilloso Oblivion y en el un poquito menos maravilloso Skyrim. 

 

A día de hoy, sin embargo, siento como si este nuevo universo Online de The Elder Scrolls cumpliera con creces con todo lo que me gusta de la saga. He vuelto a perderme por los campos y los ríos, he vuelto a vivir aventuras en dungeons perdidas, a enfrentarme a enemigos imposibles, a tocar y cantar en posadas en medio de la nada y, en fin, a explorar un mundo vivo que, ahora sí, se me hace más rico gracias a sus gentes y personajes. 

 

 

Lo que Morrowind puede ser

Aún no he podido empezar la expansión que nos lleva a las islas de los elfos oscuros, pero con sólo ver cómo Bethesda ha mejorado el juego original ya se me hace un nudo en la garganta de la expectación. Oh, sí, ahí volverán a estar esos jugadores plagados de monedas con sus mascotas de fantasía, sus monturas rozando lo grotesco y sus ropajes, algo ridículos, plagados de luces espectrales, tan entusiasmados con dar miedo que arrancan la risa floja.

 

Ahí volverán a estar las ofertas de venta, los mil anuncios -sin puntocom- y las excusas baratas para arrancarnos unos euros de las carteras y las cuentas corrientes de usuario. Allí estarán las carreras de 'todos a una', las batallas plagadas de oportunistas que buscan dar el último golpe, y los espabilaos que mercadean siempre a la baja guardándose el objeto que deseas bajo la manga.

 

 

Estarán, sí, pero a su lado seguirá estando The Elder Scrolls en toda su gloria: Con sus rincones imposibles, sus parajes de ensueño, la banda sonora que me enseñó a soñar con un mundo de elfos, khajitas y argonianos y toda la gracia de un juego que, cuando aprendes a jugarlo, es una excusa perfecta con la que esperar a un nuevo episodio offline de nuestra amada serie. 

 

Hace dos años os decía que TES Online estaba chulo, pero no dejaba de ser un MMORPG. Hoy os digo que si bien sigue siendo un MMORPG, también es un gran juego a la altura de la saga. Podéis volver a crear vuestra propia historia, ahorrar para comprar una casa o una motura, forjar vuestro destino y crear un gremio, y todo sin necesidad de soltar dinero real mientras la sombra de Bethesda demuestra que sigue sabiendo hacer sus juegos mejor que nadie. 

 

¡Nos leemos!

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