The Division y la ciudad de Nueva York
The Division tiene una historia que siempre está presente en el juego. Puede sonar un poco raro que tengamos que hacer esa afirmación, pero teniendo en cuenta que el juego con el que no se para de comparar con razón al último trabajo de Ubisoft Massive, Destiny, carecía (y sigue careciendo) de ella, es algo que se agradece cuando nos adentramos en las enormes calles de Nueva York que nos propone esta nueva obra.
La trama en sí es muy sencilla, con una variante del virus de la viruela que ha terminado por arrasar la ciudad. Nosotros somos uno de los agentes de The Division que quieren rescatar Nueva York de este caos, y por el momento lo que nos ofrece la historia es un conocimiento más profundo de esta enfermedad y de los personajes que rodean a este suceso. A pesar de que es muy simple, la narrativa sí que está muy bien aplicada en el juego y es lo que provoca que siempre la tengamos muy vigente.
Hay algo que siempre echaba de menos en Destiny, que es encontrar alguna razón real por la que patearme la galaxia matando bichos para conseguir recursos o equipamiento. No solo es que no haya historia, sino que el juego carece de narrativa, aunque en este sentido tampoco resulta del todo imprescindible para disfrutar de la propuesta. Sin embargo, The Division tira a la cara del jugador continuamente elementos que le recuerdan dónde está y la razón por la que sigue luchando. En ocasiones lo hace con herramientas básicas del videojuego, con secuencias cinemáticas, conversaciones por radio o a través de los elementos que nos encontramos por el escenario y que podemos escuchar o ver (conversaciones de móvil, datos policiales, los llamados Echos que nos ofrecen visiones del pasado...) pero también se aprovecha enormemente la ciudad y sus propias gentes.
Nada más aterrizar en la ciudad, The Division no se esconde por mostrar su historia a través del estado de Nueva York y de los elementos que el jugador va viendo por sus calles. Cadáveres por el suelo tapados de forma improvisada con mantas, vehículos y tiendas destrozadas que nos dejan bien claro que ahora se impone la ley del más fuerte, transeúntes que nos piden un simple trozo de comida y nos lo agradecen con un trozo de ropa (porque es lo único que tienen), peleas por alimento e incluso disputas entre los distintos grupos de rivales. The Division se esfuerza para que el jugador no obvie lo que sucede más allá de los tiros, aunque sea de manera sutil. Narra la historia a través de las propias paredes de la ciudad, mientras el jugador la escucha a través de sus ojos.
También se tiene especial cuidado en los distintos modos de juego al dar cierto sentido y lógica a todo lo que ocurre en el título. Incluso la Zona Oscura, el lugar donde sí que nos podemos encontrar y cruzar con otros jugadores online y que está separada del resto de la experiencia, tiene una razón de ser dentro de la historia de la ciudad y nos lo dejan bien claro. La trama, la ciudad y la narrativa de The Division se convierten en otro punto diferenciador muy positivo, aunque esto mismo también provoca algunas cosas malas de las que os hablaré en otra ocasión.
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