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The Binding of Isaac: Four Souls o cómo hacer un buen juego de mesa de un videojuego

Manteniendo la esencia
Por Álex Pareja

Se trata de uno de los mayores éxitos de los últimos tiempos en cuanto a financiación colectiva se refiere. Edmund McMillen y su equipo lanzaron el año pasado una campaña de Kickstarter para financiar la creación de un juego de mesa, The Binding of Isaac: Four Souls, basado en el videojuego que tantos éxitos les ha proporcionado. El público no pudo responder mejor y a pesar de que el objetivo de la campaña se situaba en 50.000 dólares se consiguieron recaudar más de dos millones y medio de dólares. Una auténtica barbaridad que no deja de demostrar algo: el producto era interesante para el fan y el gran trabajo realizado con el videojuego propició la confianza ciega de su público. 

 

He podido jugar a The Binding of Isaac: Four Souls en varias ocasiones en las últimas semanas, siendo un fan apasionado del videojuego The Binding of Isaac (al que continúo jugando al menos semanalmente sin falta desde prácticamente su lanzamiento) y no puedo estar más contento: así es cómo se deberían realizar los productos sucedáneos de algún videojuego. No sólo es un juego de mesa fantástico que poder disfrutar entre dos o más jugadores, más o menos rápido y muy divertido, sino que además mantiene la esencia de la obra en que se basa

 

 

The Bindinig of Isaac, para quien todavía no lo conozca, es un roguelike que va generando mazmorras aleatorias donde el jugador, eligiendo a uno de los múltiples personajes disponibles, va obteniendo objetos y acabando con enemigos que hacen que vaya mejorando, empeorando o variando sus estadísticas mientras avanza, generando sinergias y multitud de combinaciones. Hay diferentes finales y aunque juegues miles de horas, literalmente, cada partida siempre será única. Para mí y para una gran parte del público se trata del roguelike por excelencia, puesto que resulta el más satisfactorio a los mandos, el más completo, el más cuidado, en el que se sigue trabajando (a sus múltiples expansiones sumad actualizaciones gratuitas que siguen y seguirán llegando), el que mejor universo plantea y así podría seguir durante muchos párrafos. Es complicado de entender, de gestionar, de entrar en su dinámica, pero cuando lo consigues es un auténtico pozo de diversión infinito

 

Lo que hace The Binding of Isaac: Four Souls como juego de mesa es tratar de captar esa esencia y trasladarla a las cartas, no solo planteando personajes, enemigos, ítems y objetos que también están presentes en el videojuego, sino dándole ese toque de aventura infinita en el que cada decisión y cada pequeño cambio varían al completo cada partida. Al igual que en el videojuego iremos consiguiendo objetos que nos proporcionarán habilidades activas y pasivas, podremos comprar otros en la tienda, acabar con los enemigos, conseguir Almas (el ganador es quien termina consiguiendo antes cuatro de estas), discutir y negociar con tus rivales... sí, al igual que en el videojuego, cada partida es única y diferente. 

 

The Binding of Isaac Four Souls

 

La locura con el juego de mesa no sólo acaba aquí, ya que al igual que con el videojuego se ha confirmado el lanzamiento de futuras expansiones, que añadirán más cartas en forma de nuevos personajes, nuevos objetos e incluso funcionalidades. Es decir, que Edmund McMillen y el equipo de Nicalis han hecho exactamente lo que cualquier fan querría: trasladar la naturaleza y esencia de una obra magistral al terreno de los juegos de mesa con el mismo sello de calidad. Si os gusta el videojuego y queréis un juego de mesa, no lo dudéis. Y si todavía no habéis probado este videojuego, hacedlo: requiere de paciencia y el jugador debe poner de su parte, pero si consigues cumplir con ese trámite formarás parte de este club de locos de las lágrimas.


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