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Tengo un problema con los juegos de conducción

Pero solo con los de simulación
Por Bruno Louviers

Ay, pero qué bonito pinta Project Cars. He de haceros una confesión: lo reservé ayer para PC, algo que no me gusta hacer porque reservar juegos es una mala práctica, pero es que así me va a salir más barato. Lo hice a pesar de que tengo muchas dudas con él y de que no sé si me va a gustar porque, como bien digo en el titular, tengo un problema con los juegos de conducción, o para ser exactos, con los juego de simulación.

 

Eso no me ha quitado de jugar a los dos últimos Gran Turismo o a Driveclub, a los cuales he echado bastantes horas por trabajo pero que no me han llamado a seguir jugando una vez he creído suficiente para realizar mi trabajo bien. Como comprenderéis, es algo que me escuece un poco porque tengo amigos que disfrutan mucho de estos juegos y que se pasan meses enganchados y desbloqueando contenido, pero yo no soy capaz de hacerlo de motu proprio.

 

Bonito, más que bonito

 

¿Quizá se deba a que no conduzco? Soy de esas personas que no tienen el carné de conducir, de los que viven en Madrid y no necesitan un coche para nada, y quizá eso me impida disfrutar de juegos que están obsesionados (en un buen sentido) con imitar las sensaciones de ponerse al volante. ¿Es el hecho de que jamás haya conducido un coche lo que me hace perder el interés rápidamente por estos juegos? 

 

Creo que no, creo que el problema está en cómo se conciben estos juegos. El objetivo de Gran Turismo y similares, al menos en mi cabeza, siempre es el mismo. Siempre hay que desbloquear más cosas, más circuitos, más coches, mejores modelos, nuevas modalidades, nuevos carnés, etc. Y a mi la simple motivación de tener más no me llena porque siempre acabo conduciendo un coche durante tres o trescientas vueltas sin más. 

 

Es verdad que quizá simplemente no les pillo el punto, y no creo que sea malo no entender un género. Hay a quienes no le gustan los juegos de rol, y les comprendo porque a mi me pasa con la simulación. Ahora bien, no me ocurre con toda la conducción: soy el clásico animal que se lo pasaba de miedo con los Burnout, con los Wipeout y que disfrutó como un loco con Need for Speed Rivals. 

 

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Need for Speed mató a Burnout al robarle las ideas, pero hay que reconocer que Rivals fue la bomba

 

Conducir no es el problema, sino convertirlo en el fin mismo en lugar de en el medio. En estos juegos que menciono conducir es una herramienta para poder conseguir puntos o aplacar enemigos o yo qué sé qué, no hay que estar pendiende de conducir a la perfección, aunque se exige un gran nivel de coordinación para hacer derrapes absurdos o derribos a los demás jugadores. Caray, jugué tropecientas horas a Need for Speed Rivals solo por cómo concebía el online (estaba integrado como en Dark Souls) y por las penalizaciones cuando te pillaba la policía.

 

¿Podéis confirarme que no estoy solo y que no hay nada malo en preferir las burradas de Mario Kart 8 a la precisión milimétrica de Driveclub al reproducir cómo afecta la lluvia a los neumáticos duros? Tengo claro que la velocidad me gusta, que ir a toda leche por una pista y no ver más que un borrón a los lados de mi nave me gusta, y que tomar curvas cerradas sin chocarme me da cierto gustito, pero por alguna razón, la simulación no encaja en mi esquema cerebral. ¿Qué puñetas pasa aquí entonces? ¿Soy yo o es la simulación?


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