1. Mundogamers
  2. Noticias

Tenemos lo que nos merecemos

La pereza de no enfrentarnos a lo que nos gusta
Por Alvaro Ondina

¿Sabéis? Creo que a veces tenemos lo que nos merecemos. Nos pasamos la vida criticando que todos los juegos que nos llegan van cortados por el mismo rasero. Parecen clones unos de otros, con sus mismas mecánicas e incluso argumentos parecidos. No tienen por qué ser juegos malos, pero nos quejamos igual. De hecho, muchos de ellos logran que pasemos un buen rato a los mandos. Pero a menudo les echamos en cara la falta de innovación y sorpresa que tanto demandamos.

 

Pues, hoy hablando con un compañero, me he dado cuenta de que no tengo derecho a quejarme -bueno, ni yo ni quien sea un mendrugo como yo. Resulta que soy uno de esos que no para de quejarse, que aprendió a jugar a videojuegos pasando horas frente a un puzzle o reintentando varias veces una misión hasta conseguir pasarla. Y llega a mis manos The Last of Us, un juego que nos reta y nos da un bofetón cada vez que nuestro instinto nos hace caer en la rutina. Pongo el disco frotándome las manos por el hype y ¿qué es lo que hago? La siguiente vez que enciendo mi PlayStation 3 es para jugar a Beyond. Oye, con lo que criticamos que le faltan mecánicas, que es una película y demás mierdas que podemos llegar a decir. Pero ahí me tenéis, el rey de las protestas, dejando de lado un gran título que me rete y buscando algo “más fácil” o rápido.

 

TheLastOfUs5


Echemos la vista atrás, miremos nuestra estantería. Yo veo un Dark Souls que cogí con entusiasmo con la frase tatuada de "Pa’cojones los míos" o un Dishonored que ensalza mi gusto por el sigilo. Y sí, ahí continúan, los dos empezados y dejados a medio jugar para ser condenados a coger polvo. Se perfectamente que solo tengo que cogerlos e introducirlos en mi consola para engancharme. Porque me gustan, disfruto con ellos y vuelvo a sentirme desafiado. Pero continúo mirándolos de lejos y buscando una historia que me lleve, un paseo por Los Santos que dar en coche o unos tiros que dar. Nada que me haga pensar demasiado.

 

Es por eso que aquellos que tanto nos quejamos y acabamos cayendo en la vagancia o la comodidad del juego fácil, nos merecemos encontrar cada vez menos títulos que nos supongan un reto. Y eso me lleva a valorar más esos momentos en que, por cansado que esté, realizo el esfuerzo y me introduzco en ese bucle de reintentos hasta lograr matar al esqueleto o pasar sin ser visto. No es que estos juegos sean mejores o peores que el resto. Simplemente, si son lo que queremos, sabemos que nos exigen algo más y debemos empujarnos a que no queden en ese estante cogiendo polvo y sin poder contarnos su historia.


<< Anterior Siguiente >>