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Super Mario Odyssey demuestra que Disney Infinity podría haber funcionado

Bases compartidas con una ejecución parecida
Por Rafa del Río

Sigo jugando a Super Mario Odyssey con la peque, y cuanto más juego, más me recuerda a otro juego del pasado. Pero dejadme que desarrolle esto: Hace exactamente dos años y dos meses analizaba Disney Infinity 3.0, un juego que definía como 'videojuego casi-infinito' y al que jugaba con mi hija Ana, por entonces de 3 añitos, que se iniciaba en esto de los videojuegos. Cuatro meses después, en enero de 2016, volvía a su universo y os contaba que Disney Infinity estaba 'más vivo que nunca' gracias a su comunidad. Una paradoja, porque cuatro meses después se anunciaba el princpio del fin, que llegaba en marzo de este año con el cierre de los servidores y el acceso al magnífico de la comunidad. 

 

A día de hoy Disney Infinity está muerto en sus tres versiones. Las figuras se venden de saldo en Game y Cex, y todo el maravilloso trabajo de la comunidad ha sido borado de un plumazo tras años causando las delicias de los jugadores. Una pena y una mala apuesta de una Disney que necesita que todo sea rentable a niveles que avergonzarían a Ebenezer Scrooge, y una lástima porque una de las muchas cosas que demuestra Super Mario Odyssey es que las mecánicas de Disney Infinity podrían haber funcionado mucho mejor. 

 

disney mario odyssey 3

 

Mario Bros. es el Mickey Mouse nipón

Mario Bros. es el Mickey Mouse japonés. Sí, algunos me odiaréis por decir esto, pero es la cruda realidad: dos personajes que van más allá de sus propios juegos para convertirse casi en actores de su propio universo con una naturaleza meta-ficticia que trasciende las obras en las que aparecen. Al igual que Mickey, Mario es más que el personaje de sus juegos, es casi un personaje real, y como tal es capaz de aparecer fuera de su universo, caracterizar a múltiples personajes y dotar de la magia de la gran N todo aquello que toca. Ambos personajes arrastran a las masas, ambos se disfrazan con diversos trajes ingeniosos, y si me apuráis, hasta comparten talla en un mundo que mezcla personajes reales y caricaturescos en el que ellos comparten papel princpial, tamaño e incluso tono de voz agudo.

 

Algo parecido sucede con los juegos. Super Mario Odyssey es un cúmulo de pequeñas experiencias integradas en un todo que resulta exquisito en su jugabilidad, y lo mismo pretendía ser Disney Infinity desde sus inicios: un todo de pequeñas experiencias jugables que abarcara lo más carismático de su universo, cambiando las posesiones de la gorra de Mario por personajes físicos a modo de muñecos y diversos modos de juego. La base era la misma, amiibos incluídos, pero más amvbiciosa, y si me apuráis más completa, con aún más mundos, más mecánicas jugables y más, en fin, de todo, incluído los productos de pago. 

 

disney mario odyssey 4

 

Pero falló en su ambición

Super Mario Odyssey es un producto cerrado, un juego pensado al milímetro para propiciar todas las sensaciones que vivimos a los mandos de nuestra querida Nintendo Switch. Disney Infinity, por el contrario, era un juego abierto, un puñado de herramientas creadas para los creadores de la comunidad. Fallaba precisamente en lo cerrado, en los juegos incluídos en sus starters pack, que eran insulsos, repetitivos y anodinos. A Disney Infinity le pudo la ambición de querer que fuera la comunidad, a golpe de talonario, la que creara el rico universo que Disney necesitaba. Cuando lo crearon, con todas las figuras en casa de los jugadores, decidieron que ya no necesitaban mantener el tipo, que ya habían sacado todo lo que querían sacar. Y cerraron. 

 

Por culpa de Mario Odyssey hemos vuelto a jugar a Disney Infinity en casa -fue Ana la que se dio cuenta de los parecidos más que razonables- y aunque la peque no se acuerda de los escenarios y las misiones de la comunidad, yo sí echo en falta mundos como el de la batalla de los sith, la réplica de Eurodisney, el castillo de Frozen y mil más que disfrutamos en familia allá por el 2016. Seguimos jugando y creando nuestros propios mundos, pero la sensación no es igual. Toda una pena, ya os digo, sobre todo porque jugando a Mario, de lo mejor de este año, nos damos cuenta de lo mucho que podría haberse apurado un Disney Inifnity cuya comunidad supo sacar todo el partido a la personalidad de sus universos. Descanse en paz. 

 

¡Nos leemos!


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