Super Hydorah y el buen tributo
En el caso de que no lo conozcáis, Locomalito es uno de los creadores más relevantes dentro del diseño y desarrollo de videojuegos independientes español. Su extensa obra, nacida del puro amor por los juegos de corte clásico completables en una sola sesión, ha ido creciendo y reformulándose mientras ganaba relevancia, convirtiendo algo que nació como un proyecto altruista (gran parte de su trabajo es freeware) en algo con más proyección gracias a Abylight Studios.
De esa relación nació Maldita Castilla EX para consolas y PC, una revisión ampliada del tributo a Ghosts’n Goblins, Shinobi y otros títulos menos conocidos. De las mismas manos del malagueño y colaboradores habituales como Gryzor87 ha nacido Super Hydorah, una generosa ampliación del juego original que ha llegado a PC y Xbox One que debería probar cualquier interesado en realizar un primer acercamiento al shmup horizontal de las arcade de los ochenta y noventa, os cuento por qué.
Para empezar, soy de los que probó Hydora antes de la versión vitaminada y os puedo garantizar que es más que una ampliación de contenido. El nivel al que se ha pulido, con un control mucho más preciso y una revisión de la curva de dificultad que evita las muertes injustas, lo eleva hasta un punto en el que podría estar en el podio de los mejores de su género de haberse lanzado hace un par de décadas. No solo se codearía con grandes como R-Type o Gradius, también supondría un paso hacia adelante al no depender únicamente del tributo.
En su diseño no linear (podemos elegir entre parejas de niveles durante la campaña) se empieza con una apelación a la nostalgia, pero poco después el juego se quita su falso complejo de homenaje para plantarnos niveles realmente difíciles, aunque nunca injustos. Se tiende a pensar que este tipo de videojuegos son fáciles de diseñar, de ahí que los mundos de iOS y Android los saquen a patadas, pero la precisión con la que todos los elementos de los escenarios de Super Hydorah están dispuestos para cobrar sentido tras horas de juego es algo que no suele verse. La orfebrería de antaño, rescatada hoy.
Resumiendo, tenéis dos opciones para introduciros en el mundillo de los matamarcianos arcade: ir directamente a los clásicos de antaño o apostar por trabajos como el que hoy comento. Es un estreno alejado de los círculos más mediáticos que, además, corre la suerte de estrenarse en un año especialmente bueno en cuanto a lanzamientos, pero os garantizo que es una apuesta segura. Entra, coge el mando y juega. Siempre está bien tener algo así a mano, más cuando sabes que está hecho con el mimo de Super Hydorah.
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