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Super Hexagon, vicio en estado puro

Lo nuevo de Terry Cavanagh
Por José Manuel Fernández "Spidey"

A pesar de llevar bastante tiempo trasteando código (con resultados tan inolvidables como Don't Look Back o Judith), al amigo Terry Cavanagh lo empezamos a conocer a raíz del espectacular VVVVVV, un juego tan peculiar como su propio nombre. A la vista saltaba que no revolucionó el cotarro a base de gráficos, puesto que en apariencia podría parecer hasta un lanzamiento del viejuno Spectrum... pero era en su jugabilidad donde resultaba ser toda una revolución, cogiendo un concepto tan clásico como el de las plataformas a la par que se le añadía una dinámica de acción que elevaba su metodología lúdica hacia una nueva dimensión en lo que a dificultad se refiere. Una maravilla.

 

Después de triunfar con esta joyita, nuestro independiente desarrollador irlandés sorprendió a propios y extraños con Super Hexagon, otra gran revolución en cuanto a jugabilidad y simpleza masiva. Decir que Super Hexagon vio la luz el pasado septiembre en iOS, saliendo vía Steam para Windows y Mac OS algunas semanas más tarde. Es justo ahora cuando lo he descubierto gracias a la recién estrenada conversión hacia los sistemas Android, dándome cuenta de lo que me estaba perdiendo en estos meses... ¡no puedo andar tan despistado ante este tipo de genialidades!

 

 

A la vista está que Super Hexagon, tal y como ocurriera con VVVVVV, no hace alarde de ningún virtuosismo gráfico... y ni falta que le hace. Su concepto, sencillo y esquemático como pocos, consigue atrapar al jugador a la vieja usanza, sin artificios ni elementos de cartón-piedra. Controlamos un diminuto triángulo que podremos mover alrededor de un hexágono que se mantiene en el centro de la pantalla (y que, ocasionalmente, se transforma en un pentágono o en un cuadrado). El objetivo es básico: eludir entrar en contacto con los muros que se van cerrando a nuestro paso, aprovechando la única abertura posible.

 

Escrito parece una tontería, pero en términos de jugabilidad se traduce en un ejercicio de estrés que repercute en uno de los vicios más insanos que me he echado a la cara en mucho tiempo. Es terriblemente fácil morir en Super Hexagon, pero lo intentaremos una y otra vez, haremos un 'retry' doscientas mil veces mientras seguimos escuchando la magistral composición que al más puro estilo Commodore 64 nos ha regalado Chipzel... y ojo, que la música tiene mucho que ver con el ritmo del juego. Si nos sobreponemos al fracaso y conseguimos sobrevivir sesenta segundos, iremos desbloqueando nuevos niveles de dificultad.

 

El propio Cavanagh se encarga de demostrar lo bien que se le da su propio videojuego

Super Hexagon tiene una media en Metacritic del 86%, una nota que desde luego no puede pasar desapercibida, y que justifican en gran medida la gran cantidad de premios y nominaciones que ha atesorado en el poco tiempo de vida que lleva tras de sí la última obra de Terry Cavanagh. Y es que, por mucho que lo aparente, Super Hexagon no es otra ida de olla indie, no se trata de un experimento bizarro de esos cuyo único fin es tocar el corazoncito de los hipsters. Todo lo contrario, puesto que estamos ante una obra cuya esencia es la más pura del concepto videojuego. Un mal vicio que, por cierto, ya me está llamando...


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