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Styx: Shards of Darkness, el sleeper de los juegos de sigilo

Una de orcos y dagas
Por Julián Plaza

Hay veces en las que el azar da pie a maravillosas casualidades. Una de las últimas que he sumado a mi cuenta personal, y no son muchas, ha llegado a modo de código de descarga disponible con el Humble Bundle del mes de junio pasado. Como quizás recordaréis, fue uno de los paquetes más destacados en la historia de la suscripción benéfica, principalmente porque incluyó a Destiny 2 entre sus elegidos. Pero la obra de Bungie no vino sola.

 

Junto al segundo capítulo de la historia de los guardianes, también llegaron Yooka-Laylee y un desconocido para mí en el mundo de los juegos de sigilo. Styx: Shards of Darkness es la segunda entrega de una franquicia relativamente reciente (el primero fecha de 2014), y ha resultado ser una grata sorpresa a varios niveles que hoy me apetece resaltar, porque los vale. Aquí tomáis el papel de un orco en un mundo de humanos que los odian (qué novedad), y formáis parte de un sistema corrupto que se retroalimenta de sus tejemanejes y que genera a ladronzuelos como Styx.

 

 

Styx


Y ya que estamos, por qué no empezar por su protagonista. Una de las señas de identidad del juego es precisamente el hecho de manejar un ser que, culturalmente hablando, siempre hemos relacionado con los escondrijos y las sombras. Styx no es un héroe ni pretende serlo, es un orco parlanchín con siempre algún chascarrillo en la punta de la lengua, y a la vez un ser que se aleja de lo noble porque, como buen orco, cosas de orco hace. ¿Un ejemplo? Puede esputar clones o lanzar cáscaras de huevo de los que también salen copias suyas, y utilizarlos para explorar, servirse de ellos como mecanismo de distracción, sacrificándolos, o para transmutarse en ellos. Como un teletransporte, pero bastante más desagradable.

 

Junto a esto, la obra de Cyanide -en producción con Focus Home, los editores de Vampyr, y una relación que próximamente nos traerá el prometedor Call of Chtulu; al loro con esta gente- propone mapeados con objetivos que van variando a medida que cumples los anteriores, tareas opcionales y un porrón de alternativas de infiltración: poderes, escondrijos, salientes, tejados, cuerdas y mucho más. Las capacidades de Styx en lo ofensivo son justitas, es un asesino y no un guerrero, por lo que cuando dan la alarma tienes el tiempo justo para acabar con el que te ha pillado -si no te mata- y huir hasta que se calmen las aguas.

 

 

Styx


Si os gustan los juegos de sigilo es una de aquellas compras que merecen la pena. Para una experiencia más completa, si no venís de nuevas, os recomiendo desactivar el guardado automático. Será por su toque desenfadado, por la particularidad de manejar a un monstruo y de utilizar habilidades propias de un Gremlin o por su acierto, sin fuegos de artificio, en ofrecer una experiencia de sigilo bien maja, pero lo cierto es que me está haciendo pasar muy buenos ratos. A veces las casualidades vienen con dosis de suerte.


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