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Steve Jobs y su relación con el mundo del videojuego

Un año sin el genio
Por José Manuel Fernández "Spidey"

Un año ha pasado ya desde que Steve Jobs nos dejara tras una dura batalla contra el cáncer. Un triste acontecimiento que conmovió al mundo, puesto que con su marcha se perdió a una de las personalidades más carismáticas y geniales de los entornos informáticos. No son pocos los geeks de Apple que padecen de medio a medio la marcha de Jobs, extendiendo los lazos de la pena hacia todos los que habían entendido su manera de contemplar la tecnología a través de aparatos tan accesibles y atractivos como los iPod, iPhone, las tabletas iPad... y con todo lo que hay detrás. Porque pocas veces puede llegar una figura de carne y hueso a ser tan icónica para los clientes de una marca, hasta el punto de que el respeto y la veneración que profesan muchos de sus usuarios hacia la figura de Job es diametralmente opuesta a la popularidad de la mayoría de los magnates de la informática y lo audiovisual, incapaces de asomar la cabeza más allá de las puertas del anonimato.

 

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Es obvio que el mundo de los ordenadores está íntimamente relacionado con el concepto videojuego, y de ahí que exista una lógica relación susceptible de hacer que el jugón habitual empatice de un modo u otro con la manga trayectoria de Steve Jobs. Sin ir más lejos, algunos de los últimos aparatos apadrinados por Jobs y su compañía Apple han servido para que los juegos en plataformas móviles se popularicen hasta el punto de implantarse como una potencia a considerar en el mercado del ocio electrónico. Aunque a día de hoy los aparatos de Apple están de continua refriega con los Android, fueron los iPhone los que propulsaron la calidad de los juegos para celulares, llegándose a poder ver títulos cuya calidad técnica resulta ser prodigiosa a todas luces. Nombres como Dead Space o Rage posibilitan tener en la palma de la mano auténticos ejercicios de virguería gráfica difíciles de ver en las consolas portátiles de hoy día. Pero más allá de todo esto, la relación de Steve Jobs con los videojuegos va mucho más lejos...

 

steve atari

 

Para ello, tenemos que dirigirnos ni más ni menos que a los mismísimos comienzos del mundo del videojuego, centrando nuestras miras en 1974, tiempos en los que Atari era todopoderosa, con un jovencísimo Steve Jobs trabajando como técnico con la idea de ganar pasta con la que poder pagarse su soñado viaje a la India. Cabe resaltar el hecho de que nuestro protagonista tenía un pensamiento un tanto hippie, convirtiéndose al budismo mientras tonteaba con todo tipo de sustancias psicodélicas, a la usanza del LSD y demás. En cualquier caso, Jobs trabajó como buen hijo de vecino y consiguió realizar su sueño, hasta el punto de haber realizado 'una de las dos o tres cosas más importantes que he hecho en mi vida'. Ah, también aprovechó la tesitura para afeitarse la cabeza, lo cual no suavizó el hecho de que sus compañeros lo miraran con cierta repugnancia que se resume perfectamente en la frase de uno de ellos:

 

Este tío es un maldito hippy que huele mal... ¿por qué me hacéis esto?"

 

Ya de vuelta a Atari, el espiritualizado Steve sorprendería al mismísimo Nolan Bushnell con sus habilidades a la hora de optimizar recursos y gastos, mérito que compartía con su compañero de taller, el gran Steve Wozniak. Encargados de fabricar el panel de circuitos del clásico rompeladrillos BreakOut, el dúo dinámico consiguió reducir el número de chips de la placa hasta llegar a eliminar cincuenta de ellos, cifra que significaba en sí un más que considerable ahorro a la hora de producir el arcade. Bushnell les había prometido cien dólares por cada chip restado, pero la compañía no cumplió con lo pactado, pagando a Jobs y compañía una cifra muy inferior a la prometida en un principio. Los dos Steve salieron espantados de Atari, pero, para colmo, Jobs engañó a Wozniak haciéndole creer que el pago había sido mucho menor de lo que finalmente fue, quitándole una abultada porción de lo que en verdad le correspondía.

 

 

Dejando de lado la más que consabida historia de la fundación de Apple, cabría resaltar el hecho de que las computadoras diseñadas por Steve Jobs y compañía salvaran de medio a medio el mercado estadounidense del videojuego, compartiendo méritos con el buen hacer de Commodore de por aquellos entonces. El brutal traspiés de Atari y la inoperancia de las consolas de la competencia llevaron a los ordenadores personales a convertirse en el último refugio de los amantes del ocio electrónico, quedando a flote y demostrando una solvencia que sorprendería a propios y extraños Commodore 64 y, ojo avizor, el gran Apple II del amigo Wozniak. No creo equivocarme en demasía si digo que a Steve Jobs se le puede atribuir parte de responsabilidad a la hora de contribuir a que el mundo del videojuego siga existiendo tal y como lo conocemos... es un pensamiento hasta cierto punto llevado al extremo, pero creedme: me apetece pensarlo tal que así. 

 

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