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Star Wars Battlefront vuelve a casa por navidad

La fuerza es intensa en diciembre
Por Julián Plaza

Star Wars Battlefront no es lo que muchos esperaban, algo que prácticamente podríamos decir cualquier otro videojuego basado en la saga que antaño fue propiedad de George Lucas, si nos ponemos quisquillosos. No quiero quitarle peso, hace muchas cosas mal. En él hemos redescubierto la peor cara de una Electronic Arts que, como en Los Sims 4 y los anteriores, va sangrando a grandes pellizcos al fan con multitud de expansiones no precisamente baratas atendiendo a lo que traen. Peter Moore y compañía dicen haber tomado nota de cara a la secuela, pero el Battlefront que hoy tenemos es el que es. Y no es un juego malo.


La industria del videojuego recompensa a los más pacientes, especialmente en casos así. Hace un año el juego llegó a mis manos como regalo navideño para PS4, en plena oleada jedi tras estrenarse el séptimo episodio en cines. Fue la dosis que necesitaba. Si no estás muy hecho al universo Battlefield ni te escama demasiado lo que hubiese podido llegar a ser este, es un juego muy disfrutable, aunque luego termine yendo a la caja para olvidarte de él. SWB sabe trasladarte al universo Star Wars gracias a su hiperrealismo, un lugar al que quería regresar nada más salir de la sala en la que proyectaron Rogue One. Por cosas del azar -y de una campaña de márketing bastante evidente-, este finde las expansiones podían probarse gratis y siguen descontadas; más allá de los atracones y el exceso de champán, han sido un par de días bastante buenos.


SW

Sullust, Bespin y un montón de localizaciones imprescindibles

 

Probando ‘la otra mitad’ del juego, lo cierto es que me he encontrado con un título más que solvente. Hay algunas localizaciones que funcionan peor y pese a lo añadido sigo pensando que las dos mejores están en el juego base: La Batalla de Jakku y el mapa de Hoth. En ambos casos es donde mejor se condensa el espíritu de una batalla galáctica a pesar de que, bueno, en ninguno se luche fuera de un planeta. Para jugar a lo mencionado hay que irse hasta la tercera expansión, la de la Estrella de la Muerte, la que finalmente nos deja pilotar un Ala-X en la superficie de su estructura. Es una gozada y resulta inconcebible que el juego original llegase sin esto.

 

La expansión Borde Exterior es la que queda más coja, dejando el protagonismo de las batallas con naves a un lado, un aspecto en el que Bespin y la Estrella de la Muerte sobresalen. Eso sí, prefiero mil veces llevar a Greedo que a Lando o a Dengar. La Ciudad Nube tiene localizaciones demasiado emblemáticas como para pasarlas por alto si eres un fanático de la saga galáctica, como por ejemplo la mítica sala en la que congelan a Han Solo, la que da pie al primer enfrentamiento de sables de luz que llegó a los cines.


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Algunos lugares se han hecho esperar demasiado

 

Scarif, el cuarto y último DLC con motivo del estreno de Rogue One, da curiosamente con uno de los mejores y más bonitos mapas de todo el juego. Aun así me atrevería a decir que lo más destacado de mi reencuentro con Star Wars Battlefront tras doce meses son los contratos de Jabba el Hut, que vendrían a ser varios retos que te recompensan con equipamiento exclusivo y con créditos. Otra vez, algo que debería haber llegado en noviembre de 2015. ¿Tenemos hoy un juego mejor que el de entonces? Sin duda, tanto si lo juegas por romanticismo o no. No es un Battlefield, aunque creo que tampoco es su intención, y es un acompañante fantástico para estas navidades.


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