Sonic y el juicio temporal

Sega parece que tiene algo que anunciar el próximo 2 de febrero: la fecha invita a que es algo relacionado con su mascota, ya que el Sonic Team estará invitado a un programa de televisión japonés y acudirá con pesos pesados del estudio entre los que contará a Takashi Iizuka, Jun Senove o Kazuyuki Hoshino, productor, director y director de arte respectivamente. ¿Qué podría ser? El olor a nuevo juego del antropomórfico ser azul llega hasta aquí. 

El proceso de los juegos de la mascota desde que huelen a vino barato, proceso que comenzó más o menos en 2003, viene a ser el mismo: hablar bondades y maravillas del anterior y calificarlo de auténtica ponzoña cuando se anuncia el nuevo y preguntarse eso tan mítico de '¿volverá Sonic a las andadas?' o '¿volverá el erizo a enamorarnos con su velocidad?' por parte de gente que ni siquiera recuerda qué significaba ser un Sonic en Mega Drive.

El caso del los ejercicios lúdicos del icono de Sega siempre resulta curioso: tenemos ganas de que sus títulos triunfen por efecto o por defecto y despierta en nosotros una especie de nostalgia penosa que nos hace ver, normalmente, productos de lamentable ejecución con una aureola de falso misticismo que no puede ni discutirse. Bastó que (lo que queda) del Sonic Team pusiera al Sonic clásico en pantallas en dos dimensiones para que algunos fans de la criatura se orinasen en los pantalones a los mandos de Generations sin hacer demasiadas preguntas.

Aunque lo único en común con esas pantallas clásicas era la cámara, eso no importó en absoluto a los auto-proclamados fans: la puesta en escena les parecía espectacular y eso les valía, aunque las pantallas durasen 10 minutos y fuesen tramposas y poco o nada imaginativas. En caso de que se anuncie el nuevo Sonic, Generations y Episode II se enfrentarán al juicio del tiempo transcurrido, y ese es el análisis en el que palman siempre.

Es difícil imaginar un retorno potable del personaje sin ninguno de los creadores que dotaron a la criatura de la magia y clase que les permitió convertirse en uno de los más grandes juegos de la década de los noventa. Es por ello que sin tener claros los elementos que lo convirtieron en algo adictivo y mágico, difícilmente, lograrán estar a la altura de su mágico pasado. Contando con el mismo equipo para ambos juegos (y Dimps), va a resultar imposible volver a nada, y siendo nosotros tan poco críticos tampoco ayudamos.

Esperemos a ver con qué nos sorprende Sega en unos días y entonces podremos sacar más conclusiones, pero de momento espero ansioso las reflexiones de los jugadores catorce meses después de haber “disfrutado” de ese renacimiento llamado Generations.