Sniper Ghost Warrior Contracts, Sniper Wolf y el rol de francotirador en los videojuegos
Solemos asociar al soldado que porta un rifle de francotirador como un asesino letal y silencioso. Aquel que espera. La paciencia es parte de su naturaleza y solo piensa en cumplir su objetivo con una bala. Sniper Wolf, la francotiradora del primer Metal Gear Solid ejemplifica muy bien esta visión: se obsesiona con su objetivo hasta que este se convierte en una nueva víctima. Deja de comer, de beber y su vida sólo tiene sentido para cumplir su misión. Su obsesión es tal que es capaz de permanecer en la misma posición durante días, apuntando y esperando todo el tiempo que sea necesario. A veces hasta se enamora de su presa, aunque eso no impide que apriete el gatillo finalmente.
El francotirador es una figura atractiva que los videojuegos han aprovechado de muchas maneras y hasta cuesta pensar en un shooter que no tenga al menos una fase en la que portemos este arma. Sniper Ghost Warrior Contracts es una nueva entrega de la franquicia que tiene a este fusil como protagonista, dando un pequeño giro de tuerca a lo que encontrábamos en los anteriores juegos numerados. Ahora nos tendremos que desplazar por pequeños mapas abiertos con una serie de objetivos con los que debemos acabar antes de pasar a la siguiente fase. Con total libertad pero siempre portando nuestro temible y querido rifle.
El control y dominio del fusil francotirador es lo más satisfactorio de la obra. Se nota el mimo y el cariño depositado para transmitir unas sensaciones concretas al jugador, que desde el tutorial comprende que el camino no va a ser tan sencillo como apuntar y disparar. Debemos tener en cuenta nuestra postura, el tipo de bala y mira utilizada, el viento presente en cada momento, las posibles piezas de armamento defensivo de los objetivos… Reconozco que antes de cada disparo la emoción se palpa e incluso dejas de respirar inconscientemente para no influir en la pulsación del botón del mando o el click del ratón.
Pero es una pena que Sniper Ghost Warrior Contracts falle en otros aspectos fundamentales que influyen directamente en estas sensaciones, sobre todo referidas al diseño de sus mapas abiertos y de la disposición de objetivos. Sí, es muy agradable sentir que tienes la absoluta libertad para tomarte con calma cada acercamiento, estudiando el terreno y eligiendo la posición adecuada, pero termina yéndose por la borda cuando el juego obliga a que dejes ese rol de francotirador. Inflitrarte en bases (con un sistema de sigilo cumplidor, sin más), enfrentarte a demasiados enemigos de forma cercana con la sensación presente de que, por alguna razón, el juego trata de incorporar elementos de shooter tradicional a una obra que no debería serlo.
Sniper Ghost Warrior Contracts no permite que sintamos ser ese soldado letal y temido por el resto, esa figura casi espectral que causa estragos con un solo cargador o con una sola bala, al menos durante todo momento. Existen esos instantes en la aventura y son los que salvan la propuesta, pero un mejor planteamiento de su diseño de mapas y niveles, que deberían ser más inteligentes para aprovechar ese rol tan especial del jugador, hubiesen sido perfectos. Aunque emocionante, yo sigo esperando el juego que definitivamente logre que sintamos ser ese asesino mortífero obsesionado con su presa y que no quita el dedo del gatillo hasta que la abate.
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