Skywind: Lo viejo y lo nuevo en The Elder Scrolls III: Morrowind

Hay juegos que son como los viejos amigos o los primeros amores. Títulos que te acompañaron en un momento duro de tu vida, que te ayudaron a salir de un bache o que, simplemente, te demostraron que a veces la única forma de tomarse un respiro es bajo el amparo digital de unos hongos gigantes, un barrio japonés en los 80 o la monocrómica filosofía de los tiempos del Spectrum.

 

Estás feo, Morrowind, pero te sigo amando

Uno de esos juegos que se convirtieron en fetiche para mí fue The Elder Scrolls III: Morrowind. Tuve la suerte de jugarlo en mi vieja Xbox, pero una tele poco preparada, un astigmatismo miópico en grado leve y el estar en la otra punta del salón terminaron convirtiendo en imposible disfrutar de un juego plagado de letras diminutas sin pegarme al viejo televisor gamma y sus viejos 50 hzs. Tal vez por eso el primer juego que he adquirido con la llegada de mi nuevo PC ha sido, precisamente, el tercer capítulo de mi amada saga Elder Scrolls.

 

Morrowind es, para muchos, el mejor episodio de la serie. Tiene un escenario impresionante, un diseño nostálgico que luego sólo ha conseguido repetirse en DLCs de Skyrim y Oblivion, una puesta en escena onírica de brumas y vegetación imposible y una fauna original y diferente a todo lo visto. Morrowind es el Mundo Perdido de Tamriel, y en su presentación a caballo entre Oblivion y el King's Field de From Software aún quedan muchas, cientos de horas por disfrutar.

 

 

Pero no toda la gracia recae en su escenario. Morrowind tuvo a sus espaldas a un señor llamado Ken Rolston, el creador del fantástico Paranoia de papel y lápiz, que repitió protagonismo en Oblivion y actualmente se encuentra tras el desarrollo de The Long Dark. El señor Rolston tuvo una obsesión durante su trabajo en Morrowind: Dotarlo de un absoluto sentimiento de libertad, crear un mundo en el que no fuera necesario cumplir las misiones, en el que pudieras vivir años sin preocuparte por la trama principal. Y lo consiguió.  

 

Junto a esto, un sistema de combate por algoritmos que emulaban las tiradas de dados sin que estas aparecieran en la pantalla, un sistema de evolución que fue y sigue siendo de lo mejor que se ha visto a la hora de plantear las mejoras de personajes, y una profundidad en los argumentos y subtramas llenos de posibilidades y opciones.

 

El poder de la comunidad

He vuelto a Morrowind y me siento como en casa, pero no puedo menos que dar las gracias a la comunidad por todo ello en lo que la vieja tierra de los dunmers ha crecido mientras no he estado aquí. Al pack de texturas de Bethesda y su motor de creación se han unido los resultados del trabajo de un buen puñado de personas que han creado sus propias expansiones, escenarios, skins, armas y posibilidades que van más allá del mero juego que Bethesda lanzó en 2002.  

 

 

El primero y más obvio es ese parche 'no oficial' en castellano que te permite leer los textos en 'comprensible' sin tener que hacer esfuerzo neuronal en cada frase. Una traducción más que correcta que evita los 'soporcortos' y otras legendarias patadas al diccionario del mundo de la traducción amateur. 

 

Junto al tema del lenguaje tenemos texturas, personajes, la posibilidad de mejorar todo el universo, y escenarios,ychorradas,y pijaditas,y... ¿El ojo se Sauronen el cielo? Pues claro, ¿Por qué no?

 

Skywind, rizando el rizo

Pero si todo esto de los mods y la comunidad trabajando de gratis para la comunidad ya es de aplauso, cuando se unen proyectos como el de TES Renewall, la cosa ya es como para llorar de emoción. Y es que los chicos de TESRenewall.com han decidido embarcarse en toda una aventura y llevar la magia de Morrowind a las nuevas tecnologías mediante la implantación de su escenarioenelmotor de Skyrim.

 

 

Todo esto se traduce en la posibilidad de ver Morrowind con un nivel gráfico soberbio al que se le unirán todas las posibilidades incluídas en el quinto capítulo de la saga: forja, creación, hechizos y un largo etcétera. A su lado, tendremos todos los aciertos de Morrowind que se quedaron por el camino, lo que se traduce en una obra que pretende mezclar lo mejor de los dos mundos y que será absolutamente gratuita, aunque requerirá la posesión de las versiones legales de Morrowind y Skyrim para poder ejecutarse. 

 

Resumiendo, he vuelto a Morrowind y he descubierto que ese viejo amigo de la tardoadolescencia ha crecido, se ha casado, ha tenido hijos y ahora trabaja de director en una empresa importante. Mola volver a las calles de Vivec a buscarme la vida como ladronzuelo, pero mola más saber que, en el futuro,podré regresar en modo Skywind y repetir la aventura desde cero.

 

Y es que hay juegos que no deberían morir jamás. 

 

¡Nos leemos!

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