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SimBin se pasa al free2play

RaceRoom Racing Experience es su nuevo simulador
Por Jaume Esteve Gutiérrez

SimBin llevaba una temporada en silencio... hasta que ha emergido su nuevo simulador. El estudio sueco, famoso por GTR o GT Legends, ha hecho pública la beta de RaceRoom Racing Experience, su particular apuesta por el free2play trasladado al género de la conducción.

 

Si te gusta la conducción de verdad, la de volante frente al monitor y la de la precisión con los pedales, te alegrará saber que SimBin vuelve a la carga. Posiblemente sea uno de los estudios más queridos por los amantes de la conducción en PC. No en vano son los padres de GTR, GTR2 o GT Legends, tres títulos de aúpa y que siempre aparecen, de una u otra forma, en las listas a lo mejor del género. El pasado verano, en la GamesCom, SimBin se descolgó y anunció que se traía algo entre manos. Su nombre, RaceRoom Racing Experience.

 

Hay quién dice que RaceRoom es el resultado final de lo que iba a ser GTR3 y puede que sea el cambio de concepción lo que ha llevado a SimBin a replantearse el cambio de nombre por completo. Porque RaceRoom es una de las primeras grandes apuestas que vemos por el free2play en el campo de los simuladores de conducción. O, por lo menos, en el de las grandes marcas que se dan de tortas por hacerse con el jugador más experimentado. Hablo de un mundillo donde a Forza y a Gran Turismo se les considera juegos de conducción "realistas" rel="nofollow" target="_blank", un escalón por debajo en términos de fidelidad respecto a los «simuladores», donde podemos encontrar el título que nos ocupa hoy, un Live For Speed o un RFactor, auténticos titanes del medio.

 

 

Y en SimBin, sabedores de que el videojuego es un mercado en evolución que no se lo va a perdonar ni a los nichos más establecidos, han decidido dar el paso adelante. Y lo han dado siguiendo los pasos que ya explicamos en esta web hace unas semanas: el juego se puede descargar de manera gratuita desde Steam pero la versión inicial viene de serie más que pelada con unos pocos coches y circuitos. A partir de aquí, es el jugador el que podrá escoger en qué quiere gastarse el dinero. El planteamiento es sencillo: en lugar de soltar 40 euros de salida por un producto acabado, SimBin quiere hacer caja poco a poco y a lo largo del tiempo en función de los gustos de sus consumidores. Una manera de alargar el desarrollo en el tiempo y mejorar la experiencia del jugador gracias al feedback.

 

Como simulador, destaca que RaceRoom parece destinado al entorno multijugador porque en indidivual sólo tenemos la opción de competir contra el cronometro. Sí, hay un fuerte componente social de clasificaciones, tablas y coches fantasma a los que batir pero de primeras choca el hecho de que no exista un modo carrera o un campeonato al que apuntarse, una situación que puede descolocar a aquellos que quieran ir directo al grano.

 

Pero en lo principal, en la simulación, RaceRoom demuestra que es hijo de un estudio con solera en este tipo de videojuegos. Reconozco que lo he podido jugar poco y que lo he hecho con un mando que ni siquiera tenía gatillos analógicos, pero las sensaciones me han recordado las mismas que la primera vez que enchufé GT Legends. Dificultad. Mucha dificultad.

 

RaceRoom coloca a SimBin de nuevo en su habitat natural tras el batacazo que se dieron con RacePro, el simulador que lanzaron para Xbox 360 y con el que aprendieron una valiosa lección: el público consolero tiene más necesidad de fuego de artificio (Forza) que de simulación pura y dura. El simulador de SimBin, muy bueno en la técnica, fallaba en la estética y era, a grandes rasgos, lo que en Mundogamers nos gusta decir «un juego feo». Con su nuevo producto, eso sí, los suecos vuelven a jugar con el factor campo a favor.


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