Sigo ilusionado con Final Fantasy XV

El retraso de Final Fantasy XV ha sido un poquito decepcionante, más porque ya estaba ahí, que se podía rozar con los dedos, que porque vaya a lanzarse dos meses más tarde. No es tiempo suficiente para decepcionarse demasiado porque van a pulir el juego y meter el parche de lanzamiento típico de todos los juegos Triple A dentro del disco. Así que aquí sigo, con ganas del juego y con bastante ilusión, lo que no termino de entender muy bien.

 

Creo que me puede todo lo que he leído sobre el juego y lo bien que suena sobre el papel/la web. Un mundo abierto de buenas a primeras que luego se enfoca más en resolver la historia (como ocurre en los Final Fantasy clásicos, no os confundáis), con buenos gráficos, con personajes que parecen más o menos agradables y con varios cambios en la mecánicas de la saga, pero en una dirección clara e interesante... En fin, todo suena bien, y por lo poco que jugué en la demo de hace un año, parecía tener sentido. 

 

 

No sé hasta qué punto todo esto es que me he informado bien del juego y puede ser bueno o que el marketing, el hype y la nostalgia han hecho mella en mí. Creo que todos los jugadores de mi edad (en torno a los 30 años) tenemos los Final Fantasy en un podio gracias a la triple amenaza que se lanzó en PlayStation. Mi favorito seguirá siendo Final Fantasy VI, pero este lo jugué a posteriori, con Final Fantasy IX ya bien interiorizado y con ese encanto, inocencia y 'japonismo' que caracterizará siempre a la saga. 

 

Veo todo eso en Final Fantasy XV, y me alegra bastante. Aunque parece que la historia de Noctis parte del desarraigo, lo que más estamos viendo es su relación con sus amigos. No olvidemos que los grupos de amigos son una parte importante de la saga – algo de lo que se olvidó un poco Final Fantasy XIII, por cierto – y que, aquí, se está explotando mucho. Es una pena que no haya ninguna mujer en el grupo, no solo porque reafirma una vez más el machismo estructural de la sociedad japonesa y de la industria del videojuego, sino porque siempre aportan mucho a los juegos. Tifa, Tina, Daga...

 

 

Por fortuna, este y otros apectos negativos que pueda haber – no manejar al equipo al completo, solo a Noctis, sería otro – no merman la sensación de asombro con el mundo abierto, las criaturas y la magia, que por primera vez me ha vuelto a impresionar en un Final Fantasy. Hasta los chocobo los han hecho bien, unas bestias que parecen ridículas dado el enfoque cómico y de minijuego que tenían en las anteriores entregas. 

 

Y no sé si es un lavado de cerebro o algo genuino, pero otra cosa que me encanta del juego también es su director, Hajima Tabata. Hace poco, leí esta entrevista conjunta a él y al creador de la saga Final Fantasy, Hironobu Sakaguchi, donde además de buen rollo, se respiraba respeto entre los dos y un deseo de hacer las cosas bien. La sinceridad con la que Tabata ha llevado todo este año 2016 de noticia sobre Final Fantasy XV me hace pensar que tienen confianza en el producto y que pretenden comunicarse bien con el jugador, y ya es la enésima vez que insisto en cómo esto me parece lo primordial. 

 

Al final, puede que la historia no tenga sentido y que la progresión sea muy sencilla o vete tú a saber que otros fallos, pero si no han mentido y no se han hecho pajas con lo que es el juego, casi me daré por satisfecho. Que Tabata hablara de la linealidad de la última parte del juego, a riesgo de que eso costara algunas críticas y dudas entre los fans, me reafirma en lo que decía sobre él como director del juego. Frente a las incógnitas en torno a No Man's Sky, este contraste es muy agradable y me hace tener más esperanzas en el juego.

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