Sekiro y el miedo a quedarnos atascados: ¿Habrá algún boss insuperable?
Estoy acojonado, pero tranquilos no es nada raro, es lo que pasa cada vez que reservo un juego antes de haberlo podido probar o, por lo menos, haberlo visto en condiciones. Sekiro: Shadows Die Twice ya es, para mí, el tercer juego que compro y el segundo que reservo de salida este año 2019. Las ganas son muchas, y más después de haber estado este mes escribiendo tanto sobre el tema y sobre ese Japón feudal que estoy deseando vivir de primera mano. Lamentablemente el miedo también es mucho, sobre todo tras esos rumores que apuntaban a que Activision no va a mandar copias de análisis antes del lanzamiento y que, siendo Activision como es, me da mal rollito de primavera.
¿Habrá jefes insuperables en Sekiro?
Los miedos a que Activision haya hecho de las suyas están ahí. Mou hablaba de la posibilidad de una campaña posiblemente corta que haya propiciado esta -repito, supuesta- maniobra, unas diez o doce horas que, teniendo en cuenta que el juego cuenta con varios finales e invita a la exploración, no me dan ningún miedo. Mis miedos son más bien otros. Por un lado, la posibilidad de encontrarnos un producto que se pretenda eterno, que trate de beber de compras in game o que vaya expandiéndose poco a poco a golpe de talonario a pesar de las intenciones de From Software. Por otro, la posibilidad de invertir en un juego que no logre dominar, que me deje estancado y acabe por frustrarme y haga que termine revendiéndolo perdiendo un par de decenas de euros en el camino, que no son cosa de risa.
Si os soy sincero, con la mano en el pecho, NiOh me lo hizo pasar fatal. Primero con unas betas que me obligaron a poner toda la carne en el asador para poder hablar de ellas de principio a fin, luego con una versión final que me atemorizaba no ser capaz de llevar adelante, y finalmente con una expansión que me obligó a dar lo mejor de mí para alcanzar el nivel necesario para jugarla.
Al final no es para tanto
Afortunadamente al final no fue para tanto. Como ya pasó en ese directo legendario jugando a Dark Souls, resultó que era peor el miedo al juego que la realidad. NiOh terminó convitiéndose en uno de mis juegos favoritos gracias, entre otras cosas, a cómo me obligó a esforzarme en algunas de sus partes y jefes finales, y estoy convencido de que, por mucho que ahora esté asustado, al final será eso mismo lo que haga de Sekiro: Shadows Die Twice una de las mejores compras en videojuegos que voy a realizar este año.
Voy a jugar la carta yayo gamer, la del videojugador veterano y a deciros que no. Que por mucho que Sekiro llegue a apretarnos las tuercas, por difícil que nos ponga la cosa, siempre habrá, como explicaba Mou el otro día, un camino para medrar y seguir. Un camino que dependerá de nuestros sentidos, nuestra habilidad y el azar, pero que una vez continuemos y superemos sus obstáculos, se hará por ello más disfrutable y llevadero. Podemos hablar de Dark Souls o Ninja Gaiden, Celeste o King's Field, Manic Miner o Hollow Knight. Al final lo importante de estos juegos es que tienen en el reto parte de su mayor cualidad, y que tenerle miedo a esto no es malo si luego vamos a ser capaces de enfrentarnos a él y derrotarlo. Nada hay más gratificante que esa noche en la que al fin te atreves a mirar debajo de la cama y el monstruo que esperabas ver resulta ser una zapatilla de deporte.
¡Nos leemos!
<< Anterior Siguiente >>