Secuelas, sí, pero con moderación

En estos días posteriores al gran anuncio de Grand Theft Auto 5 y todas las novedades que incorporará la nueva entrega de la saga de Rockstar, mucho se ha hablado de lo conveniente de convertir la franquicia en anual.

 

El propio Dan Houser ha dejado bien clarito que no es la intención de Rockstar hacer entregas anuales porque precisamente la gracia de este tipo de juegos es el golpe de aire fresco que suponen para los jugadores sus apariciones esporádicas cada dos, tres, cuatro años. Los que hagan falta.

 

En la misma línea se ha pronunciado uno de los responsables de Take Two, Strauss Selznick que ha asegurado que el modelo de entregas anuales “sólo funciona para las franquicias deportivas. Con el tiempo, el resto acaban fracasando”. Una puyita para todas las grandes y para quien quiera recoger el guante, se llame Activision, Electronic Arts o Ubisoft. Los ejemplos concretos nos los conocemos todos sobradamente.

 

Pero no podemos negarle a Selznick una gran parte de razón en sus palabras, sobre todo en lo que concierne al hecho de que las sagas más duraderas, a excepción de las deportivas, son aquellas que han sabido mantener una periodicidad en sus entregas a costa de sacri?car la inmediatez del bene?cio derivado de las entregas anuales. El resultado es que, sí, tenemos que esperar dos o tres años, o en algunos casos incluso más, entre las entregas de las franquicias de más renombre pero en la gran mayoría de los casos son esperas que merecen la pena. 

 

 

Aquí van unos cuantos ejemplos: Si nos ponemos del lado de Nintendo el ejemplo es más que claro. Mario y Zelda son la mejor muestra de que, veinticinco años después, sus juegos son iconos asociados al videojuego y no a una generación en concreto. De hecho, los primeros síntomas de fatiga que le estamos viendo a Mario vienen derivados de la explotación, para algunos excesiva, de la marca New Super Mario en los últimos años. Pero si dejamos de lado esta tendencia, que confíamos que Nintendo corrija, los resultados de ambas franquicias han sido excelentes a lo largo de los años.

 

Incluso Kirby, juego que ha tenido sus altibajos con los años y que parecía enterrado, supo sobreponerse a una dinámica negativa. ¿Cómo? Con un cambio de perspectiva, Kirby’s Epic Yarn, que le vino como anillo al dedo. La receta: paciencia y búsqueda de nuevas fórmulas.

 

Siempre le recordaré a la primera PlayStation el hecho de haber sido la canalizadora de una serie de franquicias que todavía hoy perduran. Nos alegramos de la evolución de algunas, discrepamos con la ruta que toman otras, pero en de?nitiva lo siguen crujiendo quince años más tarde. Me re?ero a Gran Turismo. Me re?ero a Resident Evil. Me re?ero, cómo no, a Grand Theft Auto.

 

No hay una varita mágica para sobrevivir en esto del videojuego y el caso de Dishonored nos demuestra hasta qué punto es imposible predecir quién va a triunfar y quién se va a comer los mocos. Si tuviera que escoger una táctica me ?jaría en los ejemplos que hemos citado: tiempo para desarrollar con calma, saber generar la expectación necesaria y tener esa mentalidad AAA que tanto reclama Enric Álvarez cuando habla del diseño de videojuegos.

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