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Scalebound hace que Xbox One merezca la pena

O Windows 10
Por Kysucuac

Yo siempre he sido una niña de Sony. Hay cosas que han hecho mal, pero hay muchas que han hecho bien, y mi salto de Sega Mega Drive a PlayStation marcó todo lo que soy a día de hoy. Bueno, quizás esté exagerando, pero sí es cierto que esas dos consolas fueron la base de mi amor por los videojuegos, y que, desde entonces, he sido niña de Sony. Hasta la última generación, donde todo cambió.

 

Elegí a Nintendo en esta ocasión. Más que elegir entre una u otra consola, elegí mis prioridades. La principal era Bayonetta 2, pero no era la única. Aunque Wii U ha sido la gran olvidada, la repudiada, la marginada, la exiliada, incluso, por aquellos que la vieron nacer, ha sido mi elección. Quizás también tenga que ver el hecho de que me gustan las cosas que todo el mundo odia, como los personajes. Siempre me molan más los personajes que han sido exiliados, como Diana o Morgana, o los renegados, como Lady Sylvanas. Así soy yo.

 

Pero que Wii U sea la renegada de su generación no es lo único que me llevó a elegirla. Bayonetta 2 no es tampoco lo único que me habría perdido si no hubiera escogido a Nintendo. Si bien nunca fui fan de los juegos de la compañía japonesa (al menos, no tan fan como son muchos de los seguidores de los nipones), la verdad es que con esta consola he sentido algún tipo de conexión. Igual es que Splatoon ha sido motivo más que suficiente para comprar Wii U. Por mucho que ahora, también, lo estén dejando de lado.

 

No obstante, considero que, a pesar de haber comprado la consola olvidada de Nintendo, ésta no fue mi elección definitiva. Es decir, sé perfectamente que en algún momento tendré que elegir entre PlayStation 4 y Xbox One. Simplemente, no veo a Wii U como la gran consola de la generación y puedo permitirme una más (quizás para Navidad... ¿o mejor me espero a la siguiente generación?) para poder disfrutar de todos esos títulos que me quedan pendientes. Porque, claro, cada uno tiene sus exclusivos. Jaja. Sí.

 

En otro tiempo comenté que había un juego por el cual acabaría eligiendo la consola que nadie esperaba que eligiera. Y es que Scalebound habría sido razón de más para hacerme con una Xbox One. Y más después de lo que he visto esta semana. Las nuevas imágenes sobre Thuban, nuestro compañero dragón, que estará a nuestro lado a lo largo de toda la aventura. Microsoft ha mostrado con mayor detalle a nuestro amigo y nos ha dado un detalle concreto que me gusta mucho: Podremos manejar al dragón.

 

Scalebound

Cada vez me gusta más, pero me da miedo enamorarme

 

El juego de Platinum Games, dirigido por Hideki Kamiya, ha tenido siempre muy buena pinta. Al menos, bajo mi punto de vista. Además, saber que el cooperativo funciona en toda la campaña del título es un gran punto a su favor, sobre todo si conocemos la existencia de algunos jefes la mar de complicados. También hay que decir que el mundo de fantasía en el que nos envuelve Scalebound tiene algo mágico. Da la sensación de que va a merecer la pena.

 

Sigo toda novedad sobre esta aventura desde que salió el teaser, y ahora que conozco las posibilidades de personalización de nuestro dragón y de nuestro propio personaje, no hace más que ganar puntos.


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