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¿Sabes qué? Deberías ir a la Gamescom

Lo bonito y lo feo de los reencuentros
Por Rafa del Río

Andaba yo en el tren de camino al aeropuerto de Dusseldorf, dirección contraria a Köln-Bonn, el aeropuerto en el que despegaba mi avión a poco más de una hora en dirección opuesta, cuando me dio por pensar en lo bonita que había sido la experiencia Gamescom 2013 y en lo bien que se lo habría pasado cualquiera de mis amigos en dicho evento. Repletito de luces y novedades del universo videojuego, probablemente, no tenemos nada que se le asemeje en todo el continente, y ya por eso vale la pena darle un tiento. ¿Lo mejor? Creo que es más barato de lo que muchos pensamos.

 

Saliendo desde Barcelona, al menos, puedes venir con German Wings, desde Madrid u otros aeropuertos de la península seguro que podrás encontrar una alternativa en Frankfurt o alguna alternativa potable. Grandes noticias: el transporte público es sencillamente fabuloso, y con un poco de chapurreo en inglés (todo el mundo habla inglés en Colonia, quizás te topes con algún alemán chapurreando castellano incluso) lograrás montarte en el tren e ir a tu destino. Una vez allí, los taxis, por algún motivo que desconocemos, se mueven a velocidades del todo surrealistas por tierras germanas: uno se nos puso a 100 por hora por la ciudad. Un espectáculo... mortal.

 

Locurón, pero con un poco de ayuda lo lograrás. La gente en el tren está en absoluto silencio. Envidia sana

 

¿Seguimos con las buenas noticias? La comida en Alemania, al menos en Colonia, es relativamente barata, incluso un poco más que en algunas ciudades importantes de España, y no se te caerán los anillos por comerte un curry-wurst auténtico alemán, una experiencia que fastidiará para siempre lo que vuelvas a degustar por aquí en cuanto a materia 'salchichil'. Comida a parte, tienen Coca-Cola de vainilla, y te garantizo que no vas a probar refresco mejor en toda Europa. Para los exóticos, hay Dr.Pepper y Orangina, el refresco MVP de MundoGamers durante la feria. Se puede beber cerveza por la calle y el tabaco, siendo un poco más caro que aquí, se vende sin tabú alguno.

 

Hablemos de materia de videojuegos: la Gamescom es sencillamente increíble. Es difícil compararla con algo que hayamos visto en España, y a la espera de que la Games Weekend lo pete muy fuerte, la comparación con el Gamefest es algo más que odiosa. Hablamos de una feria visitada por más de 300.000 personas, y eso significa que mucha gente llegó de toda Europa para acudir. Los cuatro días que duró la feria, Colonia estaba engalanada hasta el tuétano con publicidad de videojuegos, y daba la sensación de que todo el que estaba en la calle tenía algo que ver con la misma, portando sus acreditaciones y pulseras del evento.

 

Desgraciadamente, el Koln no juega en la Bundesliga, pero eso no quita que puedas disfrutar de una jornada de fútbol alemán en Colonia

 

A pesar de la gente que fue, las entradas se agotaron y se deben comprar con antelación suficiente para no tener problemas y no quedarte en Colonia con un palmo de narices. No son baratas, pero con lo que se ofrece dentro en cuanto a materia de juegos exclusivos y mejores instalaciones, creo que sí lo vale. Cada día vale 17 euros, pero hay un pase para los tres días de público con el que te regalan una de las jornadas; el domingo, incluso, podías ir con toda la familia con precio reducido, una iniciativa que os garantizo que fue un auténtico éxito.

 

Más allá del propio videojuego, dejé Alemania con envidia sana ante lo que tenemos por suelo español. Dejando de lado que la Gamescom sea estupenda, el hecho de encontrar tanta educación y ayuda entre sus ciudadanos para con los extranjeros, unos precios estupendos en prácticamente todo lo que necesites y una ciudad tan preciosa como Colonia me hizo plantearme un retorno más que seguro para la próxima edición, sea por MundoGamers o por iniciativa propia. Es por eso que os quería invitar a que el año que viene os penséis seriamente el acudir a la cita, ya que seguramente no os arrepentiréis.

 

Tras varios minutos circulando en el tren en dirección opuesta sin reconocer el paisaje, me dio por preguntar y me confirmaron que la había liado parda. Una hora después me montaba en el avión rezando a todo ser superior habido y por haber en el santoral de todas las religiones del universo. Final feliz para unos días idem. El año que viene nos vemos por allí.


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