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Ryse, los videojuegos y las emociones

Correrá a 4K
Por Toni Piedrabuena

La Madrid Games Week ha incluido varias charlas y presentaciones, muchas a las cuales no he podido ir. La dulce y desgraciada ironía ha querido que estuviera cuando presentaron Ryse: Son of Rome, y aunque no voy a detallaros cómo es el juego o cómo nos lo quisieron vender, sí que quiero destacar el que Patrick Estevez, director creativo de Crytek, dijera que con este juego querían centrarse más en las emociones.

 

“Ryse” y “emociones” son las últimas palabras que esperaría escuchar después de “Half Life 3” y “confirmado”, pero la verdad es que me dio qué pensar. He oído mucho ese vocablo en los últimos meses. Call of Duty: Ghosts quería que tuviéramos un lazo emocional hacia los personajes, David Cage dijo que Beyond: Two Souls se debería valorar en base a si emocionaba o no, Jenova Chen habló de cómo buscaba causar emociones con sus videojuegos en el Gaming Insiders Summit… ¿Es “emoción” la nueva palabra de moda?

 

Ya sabéis de lo que os hablo. Esas palabras que los PR sueltan en los eventos, aparecen en las cajas como virtudes y son mencionadas en las entrevistas. “Inteligente”, “adulto”, “libertad”… mis estimados compañeros Víctor Junquera o Alejandro Pascual citan “nunca antes visto” o “espectacular”, sin contar con tantos otros ejemplos más que han pasado por los textos de todo el mundo y aparecerán en el futuro ¿pero qué hay de malo en una palabra de moda o buzzword?

 

¿Podéis sentir la emoción?

 

Creo que no sería la primera vez si dijera que la malinterpretación es casi una sine qua non en el AAA. Modern Warfare 2 sale y tantos títulos fuerzan un multijugador sin pensar en qué hace al original tan grande, y los innumerables clones de Angry Birds, Cabanalt o Temple Run se apilan en montañas de miles de cadáveres. Las palabras de moda se convierten en promesas vacías y verdades a medias: “adulto” pasa a ser “violento” o “depresivo”, “espectacular” es “innecesariamente bombásitco” e “inteligente” significa “pretencioso”. Tantas obras prometen tanto y se quedan en nada. Las emociones de Battlefield 4 hacia nuestros compañeros de unidad no creo que pasen de la absoluta indiferencia, y me da la sensación de que Ryse va a ser o forzadamente lacrimógeno o más exacerbadamente dramático que una telenovela de tarde de domingo.

 

Y sin embargo, hay una tenue luz. El que los AAA estén buscando las “emociones” significa que hay un cierto progreso y que, poco a poco, autores y público van pidiendo cada vez más videojuegos centrados en la trama y no sólo en la acción. Si Crytek pretendía con Crysis 3 hacer una obra sobre el sacrificio y la pérdida, algo está cambiado. Pero creedme, la vamos a ver desvirtuada hasta la extenuación. Muchos traducirán “sentimientos” por “personajes llorando en momentos vacíos de contenido” o “dramatismo” por “muertes que no llevan a ninguna parte donde alguien dice unas últimas palabras trascendentes”. Vamos a ver resultados muy desagradables de la malinterpretación de un concepto tan personal y profundo como es el sentir algo por una obra de ficción. Y está pasando lo mismo con la denuncia social, metiendo en Watch_Dogs una innecesaria historia de venganza o interponiendo superhéroes que lanzan chispas por las manos en medio de un mensaje sobre la pérdida de las libertades con InFamous: Second Son. Son muestras de un cierto progreso en los videojuegos, pero viendo el estado de los AAA me temo que de estas “emociones” no resultará más que un mal conato de lagrimilla fácil.


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