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Robocop vs Terminator en Mortal Kombat 11 Aftermath es otro de los hilarantes excesos de un juego genial

Actores y actrices de lo gore
Por Adrián Suárez Mouriño

Robocop contra Terminator. Esa fantasía la cumple Mortal Kombat 11 y el juego la recrea perfectamente. Mientras estaba jugando el modo campaña del título original y el de Aftermath me preguntaba: ¿dónde está el humor de los primeros Mortal Kombat? Sí, ahí está Johny Cage del pasado sacando unas nuevas gafas de sol cuando le tiran las suyas, pero, ¿y el resto? Pues ha viajado hasta los artistas invitados. Sí, hasta Robocop y Terminator.

 

Y no hay que esforzarse demasiado para reírte a carcajadas con estos dos. Tanto el robo-policía de Detroit como el demonio metálico destructor están estupendamente recreados, abusando de sus cualidades y particularidades para que a través del exceso te rías. El aguijón del puño de Robocop, su falta de expresión, el sonido al golpear su cuerpo… Todo eso está ahí para tu disfrute, y se disfruta.

 

Pero aunque este Robocop, llegado junto a Fujin y Sheeva en la expansión de Aftermath, sea entretenido, no hay nada como el Terminator sucio y viejo de Arnold Schwarzenegger. Gracias a su interpretación, te ríes solo con mirarlo. Y, de hecho, Robocop funciona bien principalmente como pelele azotable de Terminator.

 

 

Es decir, el humor de Mortal Kombat se encuentra ahora en la exageración, en la sobreactuación, en el exceso de lore y gore, en los planos de Hollywood horteras a lo Michael Bay, en los musculotes… Lo curioso es que el juego, como ocurría con los originales, no es consciente de que lo que ocurre hace reír. Todo está preparado para que parezca solemne, serio y estricto, pero tal y cómo lograba el hiperrealismo de aquellos personajes hechos con actores del primer Mortal Kombat, quiere ser todo tan auténtico sin serlo que te ríes. Es decir, el exceso de realismo y de exageración, combinado con ataques letales que no matan, te hace comprender que estás viendo a actores jugando. Y ese punto al que te lleva el juego es genial.

 

Porque todo en Mortal Kombat acaba siendo pretendidamente falso (dicho en el mejor de los sentidos) en su intensísimo esfuerzo por ser verdadero. Hay un momento en la historia de Aftermath en la que me reí mucho. Shang Tsung tiene que ir al encuentro de Kitana, pero su compañero le replica: “cómo no te va odiar si la cambiaste aquella vez por un clon maligno”. Y Shang Tsung hace un gesto con la cabeza como diciendo: “Vaya por Dios”. Menuda burla estupenda al excesivo lore que tiene ya a sus espaldas esta franquicia, que a su vez lo es a la seriedad a la que pretende (sin pretenderlo en realidad) apuntar esta serie.

 

Y eso nos devuelve a Robocop contra Terminator, llevando esa solemnidad ridícula y tonta a actores y artistas invitados que acaban funcionando genial aquí, porque, ¿qué hay más excesivo, idiota, rimbombante e inncesariamente serio que el acervo de estos dos?

 

Creo que con esta serie de artículo que he estado haciendo estos días sobre Mortal Kombat 11 en su edición final, sobre su energía, lo estúpidamente divertida que es su historia y ahora con este personaje llegado a través de Aftermath, dejo clara una cosa: si nunca has jugado al juego, dale caña este verano, porque es un lujo de producción.


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