Repasando el estreno de Doomfist en Overwatch
Overwatch ya se ha hecho mayor. Con el evento centrado en su aniversario dejado atrás y su liga profesional arrancando motores, vuelven las novedades periódicas y, por el momento, están regresando cumpliendo con lo prometido. A la llegada del nuevo mapa Colonia Lunar ayer se sumó una nueva incorporación a un plantel que ya acumula un total de veinticinco personajes entre los que elegir, un fichaje que vuelve a distinguirse del resto tanto estética como jugablemente. En eso Blizzard no falla.
La historia de Doomfist nace del primer tráiler de Overwatch, un clip CGI en el que conocimos a Tracer, Widow, Winston y Reaper por primera vez combatiendo por el control del guante dorado. Doomfist el único personaje del juego que nace directamente de su nombre. En el estudio le dieron vida sin todavía saber en qué se iba a convertir, algo que demuestra que a veces los procesos de creación también se saltan algunos pasos cuando una idea convence, aunque sea embrionaria.
A esto le acompañaron referencias en los cómics, su presencia en Numbani en múltiples ocasiones (su guante está en la carga y el mapa cambió durante la presentación de Orisa) y un hype alimentado en redes donde la estrella Terry Crews, fan confeso de Overwatch, flirteó en numerosas ocasiones con la idea de poner voz a Doomfist cuando terminase llegando. Finalmente lo tenemos aquí y es un héroe difícil de manejar pero tremendamente peligroso en las manos adecuadas.
Doomfist es un personaje de ataque, pero con las cualidades propias de un tanque. Su escudo personal al infligir daño le permite disponer de mucha más vida comparado con el resto de los de su clase, algo que combinado con el puño cohete lo convierte en un Reinhardt en pleno placaje. Sin embargo, ser útil con él no es fácil y hay que saber manejar los cuatro proyectiles de su cañón de mano que sí, se recargan solos, pero también deben racionarse. Los más hábiles saben combinar el Uppercut con el Golpe Sísmico, reservan el cañón de mano para la mobilidad y los puntos ciegos y aprovechan el Meteoro, la habilidad definitiva, para colarse en el punto rival y sumar algunas bajas si hay suerte. Aún con esas, todavía no he dado con nadie que lo utilice bien en partidas rápidas.
Parando a mirar, ninguna de las incorporaciones al roster de Overwatch es de fácil manejo; todas están fijadas en el máximo nivel de dificultad a excepción de Orisa, de dificultad media. Imagino que mantener el equilibrio en un juego en crecimiento como el de Blizzard no es fácil, y crear nuevos personajes con una estrella de dificultad debe suponer un plus de quebraderos de cabeza en el desarrollo. ¿Es hoy Overwatch más difícil que cuando se estrenó? Todavía no me atrevo a afirmarlo, pero sí es cierto que los jugadores hábiles tienen mucho más donde elegir hoy que en mayo de 2016.
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