Relaciones más allá del sexo para Dragon Age: Inquisition

En los RPG modernos de BioWare siempre ha existido ese componente de recompensa antes de la recta final en el que veíamos los frutos de haber sabido mantener algo más que una relación de amistad con algún compañero de equipo, algo monógamo, celoso y forzado en el que siempre te pillaban si intentabas ir a dos (o más) bandas, o en el que incluso en el caso de Morrigan en Dragon Age: Origins, podía llegar a convertirse en una bella amistad si te pasabas de la raya. Ahora eso quiere cambiar un poco.

Era algo forzado cuando comprábamos el afecto con regalos como un Guardia Gris, o cuando Shepard se las daba de fucker intergaláctico con sus frases de conquistar, y BioWare parece consciente de ello, pero no parece consciente de que en realidad era algo que gustaba. Era algo que reforzaba el aspecto medieval de una saga y que hacía que nuestro papel de héroe funcionase mejor, porque en el fondo es un tipo de conquista que sólo podría funcionar si estás a punto de salvar al mundo. Pero no era tan romántico.

Un momento que muchos aguantaron sólo por conseguir un logro, pero que realmente era algo que a día de hoy es irrepetible. «Esa escena es lo más cercano que los videojuegos han estado de los diez primeros minutos de Up. Ambas escenas comparten el significado de hacer a la audiencia pensar, 'ahora me importa este personaje, oh, mierda' y sus motivaciones cambian», declaraba Mike Laidlaw, de BioWare.

Según el resto de la entrevista, para Dragon Age: Inquisition están buscando fortalecer el tipo de relación con un fin no sexual, descubrir personajes más allá de la atracción que pueden generar esas situaciones con frases demoledoras o algo tan frío como llenar un medidor a base de regalos. Mencionar algo tan serio como la relación de Joel y Ellie, a tantos niveles de profundidad y con tanto entre líneas, no es moco de pavo.

Dada la superficialidad con la que habitualmente tratan tantísimos temas de polémica y el hecho de crear tantas y tantas líneas de diálogo que dependen de la raza y el sexo de cada personaje, no parece posible que BioWare vaya a cumplir esto que dice intentar. Extender una relación entre sus personajes más allá de la clásica escena cercana al final es algo que ya han intentado en Mass Effect 3, a través del DLC Ciudadela y su fiesta del fin del mundo, y si bien es un gesto de agradecer, no aporta mucho más a una relación que, en realidad, se venía forjando desde antes de ese momento del logro por completar un romance.

Esta vez tendremos menos opciones de romance. No todos los aliados son un objetivo sexual, sino que muchos directamente se han hecho para ser únicamente homosexuales (y así, mi futuro Inquisidor se quedará sin elfa), o directamente asexuales, así que con menos posibilidades puede caber la opción de fortalecer ese sistema plano, pero efectivo. ¿Cómo se fortalecerá? Eso está por ver, pero esperemos que sepan calibrar los diálogos con la gravedad de la situación y que esto no se convierta en un dating sim mientras que el mundo está al borde del colapso.