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Reivindicar el tutorial

La mejor manera de aprender a jugar es, precisamente, jugando
Por Jaume Esteve Gutiérrez

En estos últimos días he estado trasteando con algunos de esos juegos free2play que supuestamente lo petan mucho en las Appstore de turno: Clash of the Titans e Ikariam y me he llevado una desagradable sorpresa que me asalta en juegos de este tipo desde hace un buen tiempo: el tutorial se ha ido a tomar viento.

 

Me parece especialmente irritante que los diseñadores del juego no se tomen la más mínima molestia en enseñar a los jugadores los fundamentos de su título sino que se limiten a soltarte una serie de instrucciones en pantalla a pies juntillas que debes seguir para, supuestamente, conocer todos los entresijos del mismo.

 

Lo habréis visto unas cuantas veces: en espacio de un minuto el juego comienza a darte órdenes sin ton ni son (construye un granero, levanta un pozo, monta unos barracones) para poner en funcionamiento tu campamento pero se olvida de que, la mejor manera de que el usuario aprenda las mecánicas del juego es, precisamente, jugando con ellas y mediante un proceso de prueba y error.

 

No intento soltaros una chapa de old-school gamer. Hemos pasado de una época en la que el tutorial era un apartado separado de los juegos que nadie jugaba porque no había demasiado que aprender a otra en la que, en algunos casos, nos lo saltamos por completo. Y todavía no me explico por qué.

 

Grand Theft Auto IV

 

Un buen tutorial no sólo nos explica cómo llevar a cabo las diferentes acciones del juego, también nos enseña cuándo debemos hacerlas y por qué debemos llevarlas a cabo. Es más, aunque no se llamen como tales, las primeras fases de cualquier buen juego deben estar orientadas a esa experiencia docente en la que el juego debe llevar de la mano al jugador para que, pasados unos niveles, este ya pueda jugar por cuenta propia.

 

Pongámonos en la piel de uno de los últimos Grand Theft Auto. Sin ir más lejos, en San Andreas aún te topabas con tutoriales al llegar a Las Vegas para aprender a pilotar aviones, y hablamos de un juego en el que tranquilamente podías llevar veinte horas. Pero si nos quedamos con las estancias iniciales, tenemos una primera hora de juego en la que se nos explica con calma cómo enfrentarnos al juego.

 

Por casos como el de Ikariam o Clash of the Titans muchos juegos free2play se ganan la fama de ser experiencias diseñadas con la sensibilidad de un monolito. Piensen menos en la monetización instantánea y en la partida inmediata (también llamada "esa absurda ley de Zynga de poder echar una partida en un par de minutos) y más en el jugador. Quizá se lo agradezca al aguantar en el juego. Yo, por lo menos, cerré Ikariam a los dos minutos.


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