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Regresando a Twilight Princess

Lo jugué un poquito el otro día
Por Bruno Louviers

Seguro que ya habéis visto varios vídeos y capturas de The Legend of Zelda: Twilight Princess HD por Internet. Qué bonito es nuestro tiempo, que una noticia es vieja en unas horas y no puedes hacer nada con ella, como me ha pasado a mí con este juego. Sin embargo, siempre hay espacio para hablar de lo que has sentido al volver a un juego que no tenías del todo olvidado, pero que casi estaba a punto de perderse en tu memoria. 

 

Volver a jugar a Twilight Princess ha sido curioso. Primero lo retomé en GameCube, pues en Nintendo tenían una consola para que pudiéramos comparar, y madre mía. Entiendo muy bien por qué todos recordamos Wind Waker mejor que este: al margen de los gustos respecto a su jugabilidad, Twilight Princess era feo como un zapato por abajo y el aspecto realista no quedaba bonito del todo, sobre todo si se compara con los juegos en HD que llegaron un año después, más o menos. Caray, Gears of War y Twilight Princess se lanzaron casi a la vez...

Obviamente, esto hace que el contraste al jugarlo en Wii U, con texturas más claras, mejor alisado de dientes de sierra y un mejor framerate; pues sea algo inmenso. Tampoco es que el juego se vea alucinante, pero no parece una remasterización hecha a toda velocidad y sin mimo: se ve bien y da gusto jugarlo. 

 

 

Jugarlo también es algo que choca un poquito. Estamos acostumbrados a tener carteles y a coger objetos con cierta facilidad, igual que a saltar con mucha fluidez y tener unas cámaras muy bien adaptadas a cualquier situación, pero en este sentido, Twilight Princess peca de viejo. No digo que sea algo malo en sí, pues siempre está bien volver a las viejas costumbres, pero me llevó un poquito adaptarme. Es curioso cómo la distancia a la cual puedes coger una maldita calabaza del suelo y lo fácil que es fallar al hacerlo te puede empujar a reflexionar sobre los cambios en el manejo de los videojuegos.

 

No jugué demasiado más allá de la introducción del juego, pues llegué hasta que te convierten en lobo, pero fue suficiente para darme cuenta de lo mucho que echaba de menos un Zelda 3D, pues el último que jugué fue Wind Waker HD; y de lo mucho, mucho, mucho que me gusta la introducción de Twilight Princess. Todos los Zelda son bucólicos en su primera hora, pero hay algo muy especial en Twilight Princess que aún permanece ahí: quizá sea que Epona está ahí desde el principio, que Link es un simple muchacho que cuida cabras y juega con los niños del pueblo o que hay una señora embarazada que se soba la barriga de vez en cuando. 

 

 

Con un poco de suerte, puedo ponerle la zarpa encima pronto al juego y empaparme de nuevo de su historia, que no era precisamente mala; y vuelvo a meterme con sus mazmorras, que por lo que he leído online a unas cuantas personas de las que me fío, tenían un diseño de niveles que ya no se ve en los Zelda, 3D o 2D. Yo no lo recuerdo tan bueno, pero tampoco lo recuerdo tan, tan malo como muchos quisieron opinar hace unos años.

 

Nunca es un mal momento para rescatar un juego que dividió a fans y no fans por igual, y si es uno de Nintendo, mejor que mejor. Con suerte, aprendemos algo nuevo y podemos apreciar o condenar del todo la obra en sí. Y por cerrar con una nota en caliente que aún no sé si es bueno o malo, no sé si echo de menos el control de Wii o no: por un lado, la comodidad del mando está ahí; pero manejar el arco y la espada por movimiento fue algo bonito en su día, antes de que todos nos cansáramos de malas imitaciones. 


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