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Reflexionando sobre ScreamRide

Exclusivas que lastran tu marca
Por Toni Piedrabuena

Entre hoy y mañana espero publicar mi reseña de ScreamRide. A pesar de su precio reducido me ha parecido muy vulgar, sin olvidar que el poco ruido que ha hecho Microsoft con la promoción de un exclusivo que se presentó en la Gamescom y que ha pasado de puntillas durante los últimos meses hasta presentarse tocando en nuestra puerta. ¿Qué ofrece? Es una buena pregunta. Entiendo que la ausencia de leit motiv en muchos juegos importantes no ha impedido hacer historia, y que experiencias meramente jugables no necesitan de un trasfondo propiamente dicho, ¿pero cómo se puede concebir una idea tan pobre como la de ScreamRide?

 

Se basa en tres minijuegos. El primero ya me escama: Yo no sé quién pudo pensar que controlar una montaña rusa sería divertido, pero ahí está, controlando caídas, esquivando obstáculos y levantando a izquierda o derecha el vagón para evitar que descarrile; el segundo es una suerte de Angry Birds: bolas con gente dentro se lanzan a edificios, el juego marca objetivos y debemos seguirlos para hacer la mejor puntuación posible; el tercero consiste en acabar montañas rusas de la mejor forma posible para provocar la mayor cantidad de gritos posible. Y punto y final. No es que haya muchos niveles, al contrario: apenas nos ocupará unas cuantas horas acceder a los puntos necesarios para llegar a todos los mundos.

 

No hay nada peor que pretender ser gracioso y no lograrlo. ScreamRide demuestra esa faceta en cada una de las cinemáticas del juego, que por cierto, se repiten hasta la extenuación. Dudo que a alguien pueda rescatar una sonrisa de sus vídeos, pero ya entramos en ello mañana. La cuestión es que es una exclusiva de consolas Xbox con un apartado técnico pobre, unos objetivos discutibles y estúpidos y una valoración general algo extraña... ni qué decir que ha llegado en perfecto inglés. ¿Vale la pena permitir la entrada de videojuegos así en tu sistema? ¿Vale la pena promocionarlos cuando no dan para más? Ni el propio Major Nelson ha llegado al segundo mundo del juego: apenas ha jugado 20 minutos y lo ha abandonado.

 

Mañana os hablaré de la destrucción y el editor de mapas, pero me parece uno de los juegos más delirantes que he tenido el ¿placer? de jugar en los últimos tiempos. Recuerdo que en PlayStation 2 se lanzaron juegos de una calidad espantosa en tiendas por precios que no pasaban jamás de los 19.99 euros. Entre ellos, mierdas de calibre infame firmadas por Phoenix en su mayoría (los del juego del Neng). Aunque tuvieron las llaves para programar y lanzar juegos en la consola de Sony en exclusiva, ¿os imagináis a los japoneses vacilando de tener juegos flojos en su catálogo con los que Cube y Xbox ni siquiera podían soñar? Screamride está más cerca de los juegos de Phoenix que de un título que merezca la categoría de exclusivo de Microsoft.


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