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Recordemos L.A. Noire cuatro años después

Está su edición completa a 8 euritos en la store
Por Adrián Suárez Mouriño

L.A. Noire está a ocho euritos en las ofertas recientes de la store de Playstation, y si aún no lo has jugado deberías. L.A. Noire es un experimento del Team Bondi y Rockstar, y obviando el lío mediático, culebronero y de salsa rosa (cuánto de salseo tiene el videojuego, señora, daba para hacer un Sálvame) que protagonizó Team Bondi y su líder, lo cierto es que el videojuego ha dejado su impronta en nuestro medio.

 

L.A. Noire nos hacía encarnar a Cole Phelps, que llegaba a Los Ángeles con la misión de de resolver una serie de casos. El universo sin fronteras del título recordaba a uno de un juego típico de Rockstar, pero su mundo abierto no era tal. L.A. Noire era un título lineal, y saber disfrutarlo de esta manera y no querer hacerlo de otra forma te hacía apreciarlo más. Moviéndonos por la ciudad llegábamos al escenario del crimen, a los lugares en los que teníamos que interrogar a los sospechosos y a la comisaría, entre otras localizaciones.

 

El plato fuerte de L.A. Noire se te servía durante los interrogatorios. Team Bondi y Rockstar jugaron con un sistema de captura facial y expresiones que aspiraba a que, a través de ellas, se pudiera adivinar si el sujeto mentía o decía la verdad. Esto era algo interesantísimo; el apartado gráfico al absoluto servicio de la jugabilidad, ríete tú de las capturas faciales del amigo Cage, aquí sí tenían sentido en el gameplay. Pese a que la cara súper detallada contrastaba con un cuerpo más pobre, el sistema era una chulada.

 

 

L.A. Noire se conviertía así en algo parecido a una aventura gráfica, algo que se reforzaba durante las exploraciones de los escenarios del crimen. Aquí el reto era encontrarlo todo y saber hilar las pistas. Estos instantes eran un poco más flojos, pero cobraban importancia puesto que en los interrogatorios, si al criminal le descubrías mintiendo, tenías que presentar una prueba hallada aquí. El juego se redondeaba con unas secuencias de persecuciones y tiros que sabían ir más allá de los QTE de Telltale Games o Quantic Dream, porque eran tiroteos jugados a la manera de siempre, sin limitaciones jugables y donde veíamos más a esa Rockstar.

 

En conjunto, y pese a los palos que se le dieron por lo tramposo que fue el juego con su falsa no linealidad, resultó ser un título muy curioso y a revindicar. No era perfecto, pero era uno de esos experimentos que fusionan géneros con valor. L.A. Noire quiso ser una aventura gráfica distinta y moderna y su herencia se tiene aún a día de hoy. La vemos en curiosidades como esos personajes de Until Dawn recogiendo botellas del suelo y girándolas como tanto hacia Cole, en las investigaciones de Heavy Rain o ese Clementine se acordará de esto, pero con una diferencia: L.A. Noire añadía a esa aventura gráfica tiroteos y persecuciones, y en la misma decisión siempre una duda razonable a despejar en una mirada.

 

Lo dicho, si no lo conocéis, dadle una oportunidad, y si ya lo habéis jugado estaréis conmigo que ojalá hicieran con más asiduidad experimentos así, aunque tengan sus fallos.


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