Quiero que Scalebound me venda una Xbox One
Me gusta querer comprarme consolas nuevas. Cuando remata la generación acabo siempre con todas, es normal. Lo único que cambia el momento en el que me las compro es o bien el alcance de un precio deseado o el hype que me provoca uno u otro título. Con Playstation 4 la cosa fue sencilla, se anunción Bloodborne y a la saca. La PSVita se vino a casa gracias al remake de Persona 4 y la 3DS por Persona Q: Shadow of the Labyrinth. Es bien sabido por aquí que quiero una Wii U, pero como bien ha dicho Álex, esa es una consola que llegará cuando llegue al precio que tiene que estar.
Pero me falta por desear la Xbox One. Todavía le falta un título potentón, nuevo y jugoso por el que esparcir mis babas por la pantalla del ordenador cuando veo cuánto vale en Amazon. La Xbox 360 se vino a casa gracias a Mass Effect, ¿pero con qué videojuego sabrá seducirme la actual de Microsoft? Esto es lo de siempre, la batalla de las consolas se juega con los exclusivos, pero no con las promesas, sino con las propuestas bien hechas, concretas y con los deberes hechos sobre la mesa. En su momento creí que el que me haría comprarme una One sería Quantum Break, pero cuanto más veo de él más me parece el típico juego de ocho horas, de ir hacia delante repartiendo tiros y obligando a pararte cada cierto tiempo para hacer un puzzle basado en una mecánica que formalmente parece nueva, como Remember Me; videojuegos que llegan con mucha supuesta novedad pero que al final se quedan solo en eso.
No, no creo que Quantum Break sea el que me lleve a mí y a otros tantos a la de Microsoft, pero puede que sí lo logre Scalebound. Del nuevo título de Kamiya y Platinum Games se sabe poquísimo; tenemos el escueto trailer, sabemos que no será un Monster Hunter, que mantendrá puntos en común con Devil May Cry y que tendrá una gran escala. Así, jugando a los adivinos, puede que nos encontremos ante un título de mundo abierto en una selva, con dragones y con la robusta jugabilidad made in Platinum Games a la que estamos acostumbrados.
Scalebound puede ser el contrapunto perfecto de Horizon Zero Dawn; al fin y al cabo ambos tienen esa gran escala, en ambos hay criaturas fantásticas y un guerrero que camina por ellos. Scalebound puede llegar a traernos batallas sobre dragones, un hack and slash de mundo abierto y el crecimiento de un héroe que batalla y sube de nivel a través de una selva. A lo tonto, este trabajo es la nueva IP de Microsoft que tiene toda mi atención; es cierto que es, sobretodo, porque se sabe muy poco de él y la imaginación de uno tiende a fantasear con lo que le gustaría ver, pero es que cuando esta gente hace bien las cosas las hace muy bien.
Lo dicho, quiero que Microsoft me haga desear tener una Xbox One, y Scalebound cuenta con ese poder. Platinum Games nos emplaza a la Gamescom, que sin lugar a dudas puede convertirse en la gran fiesta de Microsoft.
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